SISTEMAS PARA ENTRENAR EL PENSAMIENTO.

Aunque nos parezca lo contrario, no hemos sido entrenados para pensar de una forma concreta. El día a día nos conduce de una forma casi automática y cuando debemos recurrir a la mente para trabajar con la energía desde un punto de vista mágico, no siempre es fácil. Por todo ello, destacaremos seguidamente algunos ejercicios muy interesantes para comenzar a entrenar mágicamente el pensamiento.

Ejercicio 1.
Para desentumecer la mente…

La práctica que destacamos seguidamente será de gran utilidad para aquellas personas  que tienen problemas de concentración, falta de voluntad o que nunca han visualizado o trabajado en sistemas de relajación.

1.   Dedique entre 5 y 10minutos al día, al menos tres días a la semana a no hacer nada.

2.   Siéntese en un sillón que le resulte lo más cómodo posible. Ponga un poco de música que le sea agradable (preferentemente instrumental), cierre los ojos y respire con normalidad.

3.   Al poco tiempo de estar respirando notará que en su mente los pensamientos van y vienen. No se preocupe. Déjelos. Permita que viajen libres y sin condicionamiento.

4.   Cuando lleve unos minutos así, sin hacer absolutamente nada más que viviendo la vaguedad del pensamiento, intente concentrarse en algo. En una imagen que le resulte familiar. Cuando la vea en la mente, juegue con ella. Haga que dé vueltas, gírela al revés o intente que se mueva.

NOTA: debemos repetir este ejercicio bastantes veces a lo largo de la semana. Si no puede dedicarle diez minutos, haga que sean cinco, pero llévelos a cabo. El hecho de sentarnos a no hacer nada es una forma de parar la racionalidad cotidiana que nos envuelve. Nuestra mente es una gran máquina que está todo el día en funcionamiento. Detenerla, aunque sea de forma temporal, nos ayudará a poder trabajar más mágicamente.

Cabe recordar que los deseos y pensamientos en magia, son primordiales y un verdadero  caldo de cultivo de nuestras invocaciones, por ello no podemos ni improvisarlos ni irlos cambiando a medida que llevamos a cabo un ritual o conjuro. Por ello cuando ya hayamos entrado con el ejercicio número 1, pasaremos al siguiente, que nos ayudará a centrar nuestra atención.

 

Ejercicio 2.
Centrar la atención.

Si ya nos hemos acostumbrado a “pensar por pensar” ahora vamos a centrar la atención en un objetivo; ello será de mucha ayuda cuando en una invocación debamos visualizar una imagen concreta, o bien cuando durante el desarrollo de un ritual tengamos que ver en nuestra mente la acción que deseamos lograr en la realidad. No es nada sencillo, pero tampoco nada imposible; es importante pues el lograrlo.

1.   Se escribirá una lista de palabras que definan objetos comunes y fáciles de recordar, por ejemplo: reloj, manzana, bolígrafo, tijera, ventana. Si es posible al tiempo que escribimos en una lista veremos el objeto en la realidad.

2.   No tumbaremos o sentaremos cómodamente y cerraremos los ojos, deseando que el cuerpo quede suelto y relajado. Sin tensión, evitando cruzar piernas o brazos.

3.   Debemos respirar con total normalidad, haciendo que el aire entre y salga libremente de los pulmones. Eso sí, las inhalaciones y exhalaciones deben ser muy lentas, suaves y nada forzadas.

4.   Cuando llevemos un par de minutos sin “hacer nada” simplemente respirando, llevaremos a nuestra mente la imagen del primero objeto escogido. Supongamos que se trata de una manzana. Imaginaremos la manzana en la mente. La veremos con claridad y la retendremos en la imaginación.

5.   Transcurrido un minuto o dos, debemos decir mentalmente la palabra del objeto sin dejar de  verlo. Cuando lo hayamos repetido ya unas cuantas veces escribiremos imaginariamente la palabra manzana junto al objeto.

6.   Tras escribir la palabra del objeto, lo haremos desaparecer todo y pasaremos a otro objeto. Nunca debemos pasar a un nuevo objeto si no hemos sido capaces de ver el primero y escribir su nombre.

NOTA: este ejercicio, que como vemos es de corta duración, debemos repetirlo por lo menos un par de veces al día, durante diez días.

 

Ejercicio 3.
Pensamientos mágicos.

Los pensamientos mágicos son lo más parecido a las invocaciones, puesto que con ellos vamos a generar una intención. Cuando el mago dice “que así sea” lo está pensando. Cuando el operador en magia invoca “que la suerte acompañe a esta persona y que pueda salir de toda la desgracia en la que está sumida”, está pasando a la voz el pensamiento que ha generado en su mente con anterioridad.

Un ejercicio muy simple para acostumbrarnos  a pensar de forma “mágica” consistirá en visualizar una serie de situaciones y acoplar las emociones correspondientes. Por ejemplo, si deseamos tener o transmitir paz, podemos imaginarnos una puesta de sol, y cuando la veamos diremos mentalmente “ahora siento paz”. Si queremos transmitir amor, de forma mental tendremos que llevar a nuestra mente una imagen, la que deseemos, que represente ese amor que pretendemos comunicar.