DIA 8

Un sueño lúcido es aquel en el que es consciente del hecho de que está soñando. Como ya hemos dicho antes, el hecho de tomar conciencia de sus pensamientos mientras está dormido y soñando podrá verse facilitado si toma más conciencia de sus pensamientos mientras está bien despierto. Una forma de lograr este incremento del estado de conciencia consiste en preguntarse con regularidad, mientras realiza sus actividades cotidianas, si está despierto o soñando. Este enfoque, sugerido a menudo por los investigadores del sueño, es una extensión natural del ejerci­cio de ensayo del sueño que ya practicó en el día 6. Si realiza con regularidad «comprobaciones de la realidad», preguntándose si puede estar soñando, finalmente descubrirá que se plantea esa pregunta en mitad de un sueño.

Comience el día 8 como lo haría normalmente, desayunando, haciendo recados o dirigiéndose al trabajo. Pero aproximada­mente cada media hora deténgase, mire a su alrededor y hágase esta simple pregunta: ¿Es esto un sueño? Supongamos que está tomando el metro desde su casa hasta su lugar de trabajo. Estu­die primero a las personas que le rodean. ¿Tienen caras normales y cotidianas? ¿O ese hombre de negocios que lleva a su izquierda tiene un tercer ojo que parpadea en mitad de la frente? ¿Qué puede decir de esa mujer que va muy pintada y está sentada a su derecha? Examine las imágenes y vuelva a mirarlas. ¿Son dife­rentes las imágenes cada vez que las ve o siguen siendo las mis­mas? Si se diferencian de un momento a otro, y no está mirando un cartel de anuncios de alta tecnología, debe estar soñando.

Al entrar en su oficina, estudie tambien los detalles. ¿La vista del exterior, por la ventana, incluye el escenario familiar, o se sorprende al ver un foso lleno de caimanes, a Oz o la Base de la Tranquilidad de la Luna? Si el escenario que ve fuera de la venta­na está espectacularmente torcido puede apostar que está en un sueño.

Uno de los mejores modos de comprobar si está o no soñando consiste en tratar deliberadamente de cambiar algún aspecto del entorno inmediato sólo con la fuerza del pensamiento. Por ejem­plo, supongamos que se encuentra sentado en un restaurante y el camarero le trae albóndigas para el almuerzo. Antes de probar­las, examine el plato y trate mentalmente de cambiar las cuatro albóndigas en ocho. Si la transformación se produce, puede estar seguro de que está soñando. Siga preguntando si es un sueño du­rante todo el día. Responda luego a la pregunta con una compro­bación apropiada de la realidad. Recuerde que habitualmente puede reconocer un sueño si se produce algo extraño o inapro-piado; sobre todo si esas cosas puede producirlas usted mismo con el pensamiento. Por ejemplo, si está volando con sus propios medios, si respira debajo del agua o está en el espacio exterior sin un equipo especial, si se encuentra levantando un camión con las manos, o haciendo el amor apasionadamente con un gnomo mo­rado, probablemente está soñando. Si sus sentimientos y pensa­mientos parecen extrañamente inconsistentes, o si la estructura de la realidad cambia constantemente, probablemente está so­ñando.

Si sus comprobaciones frecuentes de la realidad le sugieren que no se encuentra dentro de un sueño, recuerde que está des­pierto y es consciente de todo lo que sucede a su alrededor. Cada vez que se dé cuenta de que está despierto, dígase a sí mismo: Esto no es un sueño. Después, concéntrese en las sensaciones y percepciones de la conciencia de vigilia. Si siente que está en medio de un sueño, dígase a sí mismo: Estoy soñando

Antes de acostarse, dígase: Esta noche reconoceré que estoy soñando cuando me encuentre en mitad de un sueño. Escriba esa frase en su diario de sueños. Después, coloque el diario junto a la cama y repita de nuevo la frase mientras se queda dormido. Lo más importante es que tiene que acordarse de llevar a cabo du­rante los sueños lúcidos las mismas comprobaciones de la reali­dad que practicó durante el día. Si despertara después de un sueño en mitad de la noche, deténgase a considerar cuál era el sueño. Después, repita este pensamiento: Esta noche reconoceré que estoy soñando cuando me encuentre en mitad de un sueño; y vuelva a quedarse dormido.

Nota. Durante las  semanas siguientes del curso acuerdese de realizar comprobaciones de la realidad con regularidad durante todo el día de vigilia. Cada noche, antes de irse a la cama y mientras se está quedando dormido, concédase permi­so para tener sueños lúcidos y para recordar las experien­cias del sueño nada más despertar. También es impor­tante que realice comprobaciones de la realidad mientras está soñando: este enfoque le ayudará a reconocer que está teniendo un sueño. Acuérdese de registrar los sue­ños en el diario lo antes posible nada más despertar por la mañana.

Tambien empezarás a desarrollar una destreza básica: la habili­dad para imaginar que tu mente y tu cuerpo existen en dos lugares separados. Este ejercicio puede prepararte psicológicamente para un sueño lúcido en último caso, puede también ayudarte a provocar la experien­cia a voluntad.

Empieza tumbándote en un lugar confortable, tranquilo y seguro. Luego intenta un estado de relajación activa. Una vez hayas consegui­do un estado profundamente relajado y activo, física y mentalmente, observa cómo te sientes dentro de tu cuerpo. Percibe, como hiciste durante la Primera Semana, cómo te sientes al "mirar" a través de tus párpados cerrados y cómo puedes concentrar tu atención en el mundo circundante desde "dentro" de tu forma física. Una vez más, imagínate a ti mismo volviéndote a tu tamaño normal, y respira profundamente. Con tranquilidad, presta atención a los sonidos y sensaciones que aso­cias a tu respiración.

Ahora permanece así y cuando exhales, imagina cómo te sentirías al estar unas cuantas pulgadas por encima de tu forma física. Imagina que estás flotando simultáneamente por encima de tu cuerpo y también observando la imagen flotando desde dentro de tu cuerpo. Date tiempo para crear esas imágenes por completo en tu mente. Luego empieza de forma gradual a hacer volver tu atención de arriba a abajo entre el inte­rior de tu cuerpo y el punto en que las enviaste unas cuantas pulgadas por encima.

Continúa practicando hasta que seas capaz de imaginar que flotas por encima de ti mismo durante varios minutos sin cansarte. Una vez hayas conseguido esto, imagina tu cara desencarnada observando tu rostro físico, abajo. Practica, concentrando tanta atención como sea posible en tu cuerpo, así como en la imagen de ti mismo flotando enci­ma. Crea una imagen lo más completa posible hasta —quizá por un instante— que las impresiones visuales, táctiles y acústicas detalladas de esta perspectiva alterada lleguen a resultar vividas e incluso a pare­cer reales.

La sensación de mirar desde fuera tu cuerpo físico desde un lugar independiente directamente encima de él, es una de las formas más básicas y comúnmente reconocidas de las experiencias extracorpóreas. Una vez hayas conseguido esta percepción, te sugerimos que devuelvas gradualmente tu conocimiento a las sensaciones familiares que te aso­cian con tu cuerpo.

Nota: después de que practiques este ejercicio, tómate un descanso de una hora. Luego repite la sesión entera desde el principio. Pero esta vez manten la imagen del flotar durante diez o quince minu­tos. Después, cuando estés tumbado en la cama al aca­bar el día, imagina que flotas por encima de tu cuerpo cuando te has dormido. Durante el resto del curso, este último paso será una rutina de cada noche.

DIA 9

El día 9 practicamos una técnica recomendada por el psicólo­go Stephen LaBerge, del Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Stanford. Utilizando este método, aprenderá a reconocer el estado semiconsciente en el que entra casi todo el mundo tras despertar de un sueño. Y luego aprenderá a convertir ese estado de semiconsciencia en un sueño lúcido.

Le sugerimos que comience el día 9 de modo muy parecido a como lo hizo el día 8. Con regularidad, y durante todo el día, siga preguntándose si está o no soñando. Antes de irse a la cama, es­criba en el diario de sueños: Esta noche reconoceré que estoy so­ñando mientras me encuentro en mitad de un sueño; y repítase esa frase mientras se va quedando dormido.

Durante las primeras horas de la mañana, probablemente despertará espontáneamente de un sueño que no será lúcido. Al hacerlo, quédese tranquilamente acostado, sin moverse ni abrir los ojos, y piense en el sueño que acaba de tener. Revisar el sueño mentalmente, con tantos detalles como le sea posible, ab­sorbiendo el impacto emocional del escenario, personajes, trama e imágenes estéticas. Revise mentalmente el sueño varias veces, hasta haberlo grabado en mayor o menor medida en la memoria consciente.

Luego vuelva a revisar el sueño, pero en esta ocasión añada un elemento que con toda claridad no estaba presente anterior­mente: al rehacer el sueño mentalmente, enfóquelo como si usted, el soñador, fuera consciente del drama tal como está suce­diendo. Repita la frase reconoceré un sueño cuando esté soñando y vuelva a quedarse dormido.

Si sigue estas instrucciones, probablemente descubrirá que pasa desde el estado casi consciente a la esfera de los sueños. Probablemente se encontrará rehaciendo el sueño que acababa de dejar, o generando un sueño totalmente nuevo que puede in­cluir, o no, elementos del sueño anterior. En cualquier caso, pronto se encontrará en mitad de un sueño lúcido.

Nota. Si piensa que puede estar teniendo un sueño lúcido, acuérdese de hacer una comprobación de la realidad utilizando el enfoque descrito en el día 8. Acuérdese también de registrar en el diario todos los sue­ños, sean o no lúcidos.

Para otro ejercicio, utiliza el mismo lugar confortable y seguro que utilizaste el día anterior. Túmbate y provoca un estado de relajación acti­va. Tan pronto como te sientas profundamente relajado, concéntrate en los sonidos y las sensaciones internas que te asocian con tu respiración, y una vez más intenta percibir el mundo desde dentro de tu cuerpo.

Esta vez, en lugar de imaginar que estás flotando directamente por encima de tu cuerpo, concentra tu atención en un lugar específico de la habitación. Imagina tu conciencia moviéndose desde tu cuerpo hacia ese lugar un poco distante de tu entorno.

Ahora imagina que tu conciencia está a punto de flotar al otro extremo de la habitación, y que miras a tu cuerpo desde esta perspecti­va nueva y más remota. Tómate tiempo para dejar que esta percepción tome forma en tu imaginación. Concéntrate en esta experiencia imagi­naria en el interior de tu mente, intentando capturar los detalles con toda la energía de los cinco sentidos.

Después de unos minutos, desvía tu foco a una parte completamen­te diferente de tu entorno inmediato. Deja que los detalles de esta nueva ubicación tomen forma en tu imaginación y que las impresiones relacionadas con la anterior ubicación se disuelvan lentamente. Mantén este nuevo foco durante varios minutos antes de desviar gra­dualmente tu atención para volver a tu cuerpo.

Cuando realices este ejercicio, tómate tiempo para recrear imáge­nes que sean lo más reales posibles. Cuanto más detalladas sean estas imágenes, más fácil será tener un sueño lúcido.

Nota.— Después de practicar este ejercicio, descansa durante treinta minutos o más. Luego, si te apetece, repite este ejercicio y continúa concentran­do tus percepciones en hacer más grandes las distancias desde tu cuerpo. Puedes repetir este proceso hasta tres veces sucesivas. Recuerda, no importa cuántas veces repitas este ejercicio, no lo hagas precipitadamente.

DIA 10

Mucha gente nos cuenta que sintió como si estuviesen visitando lugares con una fuerte atracción mocional para ellos. Pueden ser sitios familiares o menos familiares pero con un significado personal o simbólico. Reconociendo y repre­sentando los lugares más significativos para ti, puedes ser capaz de provocar un sueño lúcido.

Nota.— Hoy realizarás el más com­plejo de los ejercicios del curso. Te sugerimos que leas las instrucciones dos o tres veces antes de empezar. Si mientras realizas el ejercicio te saltas uno o dos pasos, no te preocupes por ello. El efecto acumulativo de llevar a cabo la mayoría de los pasos será un instru­mento poderoso para provocar un sueño lúcido.

En el Día 10 elige una ubicación interior con particu­lar significado para ti. Una vez hayas elegido tu lugar, busca una ubi­cación exterior cómoda que esté a una distancia de diez o quince minutos de ese lugar. Dirígete a ese lugar exterior y permanece allí con los ojos cerrados. Cuando estés allí, respira profundamente y luego imagina que estás en casa recostado en la silla confortable en la que practicaste los ejercicios de relajación de la Primera Semana.

Lentamente, abre los ojos e imagina que toda la experiencia física que tienes es parte de una intensa experiencia extracorpórea. Toma aliento de nuevo profundamente, mira alrededor de tu entorno inmediato y absorbe todo el impacto del ambiente que te rodea.

Sigue explorando tus alrededores cuanto quieras, en completa paz, hacia el lugar interior que has elegido. Recuerda, estás aún pretendien­do situarte en medio de un sueño lúcido. Así, debes evitar cualquier contacto humano a menos que sea absolutamente necesario. Podría incluso ayu­darte el pensar en ti mismo como en un fantasma.

Cuando llegues al lugar interior, sigue imaginando que estás en medio de una sueño lúcido o viaje astral. Esto significa que debes asumir el papel de obser­vador. Si visitas tu oficina en medio de la noche, por ejemplo, no debes examinar papeles, ni aprovechar la oportunidad para enredarte en tu trabajo. Si estás visitando tu dormitorio a medio día, no es momento de poner orden allí o hacer la cama que abandonaste por la mañana bajo una montaña de sábanas enmarañadas y mantas.

En vez de ello, mantén un sentido objetivo de la distancia frente a lo que te rodea, como si visitaras un museo o un sitio importante en tu vida. Imagina que estás visitando ese lugar por primera vez. ¿Qué pequeños detalles te hablan acerca de la atmósfera emocional del lugar? ¿Qué clase de gente vive y trabaja allí? ¿Cómo reaccionarían ahora mismo ante tu "fantasmal" presencia?

Ahora respira profundamente y examina el lugar de una forma más personal. ¿Qué diferencia hay entre este lugar "fuera de horas" y en el tiempo en que estás acostumbrado a estar allí? Imagina cómo sería tener una experiencia extracorpórea en la que sintieras como si estu­vieras visitando este sitio en el momento más activo del día. Luego, concentra una vez más tu atención en la diferencia entre tu experiencia normal en este sitio y la forma en que lo experimentas ahora durante tu imaginario sueño lúcido.

Después de que hayas pasado quince o veinte minutos en este lugar interior, vuelve al lugar exterior donde empezaste primero el ejercicio. Otra vez, evita cualquier interacción con la gente mientras continúas concentrándote en tus alrededores. Respira profundamente, cierra los ojos por un momento e imagina que estás en casa en tu confortable silla. Luego abre los ojos y regresa a casa tan rápido como sea posible.

En el momento de llegar a casa, y antes de hablar con alguien o lanzarte a otras actividades, quítate inmediatamente los zapatos y siéntate en la silla donde practicaste la relajación activa durante la Primera Semana. Entra gradualmente en un estado de relajación acti­va, concentrándote en la ubicación exterior de la que acabas de regresar. Recalca los detalles vividos de lo que sentiste mientras per­manecías allí con los ojos cerrados e imagina que estás en casa en la silla.

Ahora es el momento de emerger de tu estado de relajación activa. Respira profundamente, estira lentamente los dedos de las manos y pies y abre los ojos. Siente la solidez de tu cuerpo y los brazos de la silla antes de levantarte y moverte por la habitación.

Nota.— Tómate un descanso de varias horas después de practicar este ejercicio. Para ayudarte a integrarte en la realidad cotidiana, haz algo corriente e intrascendente, como ver tu programa favorito de televisión, llevar al perro a dar un largo paseo, tomarte una pizza de encargo o ir a ver una película.

Ahora practica este ejercicio otra vez, utilizando la misma ubica­ción exterior que en tu concentración intermedia, pero una diferente ubicación interior que en tu imaginaria "visita". Si utilizaste tu dormitorio cuando te concentraste durante el mediodía, por ejemplo, podrías pensar en utilizar tu oficina para la concentración emocional de una segunda sesión a realizar en la próxima tarde o la siguiente.

Nota.— Si practicando este ejerci­cio te notas totalmente desorientado, tener en cuenta que está de acuerdo con sus principios. Teóricamente, cuando hayas realizado el curso y continúes practicando los diversos ejercicios de forma regular, desarrollarás la habilidad de concentrarte en alguna ubicación sin estar limitado excesivamente por tu inmediato y físico entorno circundante.

DIA 11

¿Alguna vez ha deseado volar como Superman, cruzando los continentes por encima, o atravesando la vastedad del espacio, sin más esfuerzo que el que realiza para caminar por la calle? ¿Le gustaría visitar el Louvre de París o las ruinas incas y haber regre­sado a casa a tiempo para ver la supercopa? ¿Quiere explorar el Antártico sin ni siquiera tener frío? Si es así, soñar que vuela es lo suyo.

Soñar que se vuela puede ser una de las experiencias de sueño lúcido más gozosas, cercana incluso al éxtasis. La sensación de volar durante el sueño puede ser tan maravillosa como cabalgar sobre el Cíclope o tan tranquilizadora como una semana de pues­tas de sol en la playa. Incluso puede salvarle la «vida» en el caso del sueño más aterrorizador de todos los tiempos, la caída inter­minable. Más todavía, una vez que haya aprendido a volar en sus sueños lúcidos, habrá adquirido un modo de transporte en los sueños que puede llevarle prácticamente a cualquier lugar en el reino mágico de la realidad del sueño: incluso hacia atrás y hacia adelante en el tiempo.

Para volar en los sueños es útil aprender una versión avanza­da de la técnica de incubación del sueño:

Asegúrese de que el entorno del sueño exte­rior refleja su intención primaria: ser consciente de sus sueños. Para señalar esta intención a su mente inconsciente, le sugerimos que elija lo que llamamos un símbolo de lucidez y lo coloque en la habitación en la que va a dormir. Este símbolo de la lucidez puede ser una imagen del universo, una atractiva lámpara estilo Tiffany, un globo ocular de goma de un catálogo de novedades, o cualquier otra cosa que le sirva como recordatorio simbólico per­sonal de su intención de tener un sueño lúcido. Recuerde que el símbolo no trata de inducir un sueño particular, sino más bien servir como recordatorio de su objetivo general.

Cuando haya elegido un símbolo de lucidez y lo haya coloca­do en su entorno del sueño, realice las actividades normales del día. Tal como hizo en los días 8 y 9, siga practicado con frecuen­cia comprobaciones de la realidad y reafirmando su intención de tener un sueño lúcido.

Conforme pasan las horas, decidirá también un destino para el sueño de la noche: su vieja casa de los años 50. Hong Kong hacia el año 3089, o incluso Sidney, Australia, en épocas prehis­tóricas. Con independencia de cuál sea el lugar y el período de tiempo que elija, sutilmente contemplará el foco intencionado de ese sueño durante el día. Sea específico. Cuanta mayor sea la precisión con la que exprese el destino en el que desearía tener el sueño, más probabilidades tendrá de experimentar realmente el encontrarse allí, por la noche, en sus sueños.

Más tarde, aproximadamente una hora antes de acostarse, rodee su símbolo de lucidez con potentes imágenes de incubación que le recuerden el sueño que piensa tener. Por ejemplo, si quie­re soñar con la Guerra de Secesión, puede poner una imagen de Abraham Lincoln o una pequeña bandera confederada. Si quiere pasar la noche con Gumby, puede colocar una caja de Play-Doh y una figura de Gumby de juguete junto a su símbolo de lucidez. Disponga todas las imágenes u objetos de incubación de una forma estéticamente interesante, colocando incluso alguno de esos objetos en la cama, si así lo desea. También puede mejorar la atmósfera quemando incienso o poniendo una música que le resulte particularmente proclive a su experiencia del sueño lúci­do deseado.

Antes de apagar la luz y disponerse al sueño, siéntese ante el «altar del sueño lúcido» que haya creado y elabore mentalmente, una vez más, el destino deseado de su sueño lúcido. Después, uti­lizando el rotulador especial, describa el destino en su diario de sueños utilizando una sola frase. Sea lo más preciso posible. Si, por ejemplo, desea experimentar la Guerra de Secesión, escriba: Esta noche regresaré al tiempo de Abraham Lincoln; incluso puede hacer un dibujo de su famoso sombrero de copa.

Debe recordar también concentrarse en su intención de tener lucidez durante ese sueño. Para eso, tras la primera frase escrita en el diario, ponga otra", como ésta: La próxima vez que sueñe con la Guerra de Secesión reconoceré que estoy soñando. En cuanto lo haya hecho, apague la luz y duérmase.

Siga concentrándose en el destino deseado y en su voluntad de tener un sueño lúcido conforme se va quedando cada vez más profundamente dormido. Represéntese mentalmente los objetos de incubación que ha colocado en la habitación. Recuerde tran­quilamente su intención de soñar con ese tema. Recuerde tam­bién que al despertar se acordará de todos los detalles de los sue­ños relacionados con el tema.

Como una alternativa para inducir un «tema de sueño», los soñadores lúcidos pueden utilizar la incubación de sueños para solucionar problemas creativos o personales. Si todavía se está preguntando lo que debe hacer con su novio Melvin, por ejem­plo, centre en él sus pensamientos durante todo el día. Ponga una foto suya junto a su símbolo de lucidez. Y por la noche, antes de acostarse, escriba en el diario: ¿Qué debo hacer con Melvin? O ¿amo realmente a Melvin? Dígase a sí misma que durante el sueño quiere tener una mayor percepción de esa relación, y ser consciente de la experiencia mientras sueña. Más tarde, si se da cuenta de que está en un sueño, incluso puede buscar consciente­mente a Melvin, para hablar con él de esos temas.

Por otra parte, si le interesa alguna cuestión de cosmología, piense en agujeros negros, o en la curvatura del espacio. Cuando llegue a casa, ponga en el entorno del sueño una foto de la Vía Láctea, y antes de irse a la cama por la noche formule un objetivo apropiado. Por ejemplo, puede decidir visitar el lado más lejano de Neptuno durante un sueño lúcido. Luego, describa su inten­ción lo más claramente en el diario: Esta noche visitaré Neptuno y sabré que estoy soñando. Si conjura a Neptuno en un sueño lúci­do, quizá luego decida buscar al físico Stephen W. Hawking rela­jándose bajo las estrellas. Podrá preguntarle por el lugar de la masa perdida del universo, o por el secreto para unificar en una las cuatro fuerzas de la naturaleza.

Siéntase en libertad de innovar la adaptación de la técnica de incubación del sueño lúcido que mejor convenga a sus necesida­des personales, creativas o intelectuales. Por ejemplo, en lugar de incubar simplemente un escenario general del sueño, puede invitar a sus sueños a personajes específicos. Incluso puede bus­car guías del sueño que hayan muerto. Por ejemplo, Ernest He-mingway puede decirle cómo superar el bloqueo del escritor, dándole entretanto la idea para una novela de gran éxito.

Le recomendamos que se enfrente lenta y realistamente al proceso de incubación del sueño lúcido. Ahora que ha estudiado la técnica básica, puede dejar que cada pequeña experiencia de éxito le ayude a fortalecer la confianza en sus capacidades creati­vas para el sueño antes de añadir dimensiones de complejidad adicional. Cuanta menos presión ponga sobre sí mismo y más relajado esté en el proceso, más probable es que experimente sus sueños deseados.

Asegúrese de que su santuario del sueño personal refleja sus intenciones: en este caso volar en sus sueños lúcidos. Para empezar, examine su símbolo de la lucidez. Aparte de él todas las otras imágenes y objetos sustituyéndolos por imágenes de aves, aviones o incluso de Superman volando.

Después, salga de casa y realice las cosas cotidianas. Tal como ha hecho en los días anteriores, siga con comprobaciones de la realidad y reafirme su deseo de tener un sueño lúcido. Pase también una buena parte del día pensando en lo que le gustaría volar en sueños. Le sugerimos también que mientras camina du­rante el día mire hacia el cielo y observe el vuelo de pájaros y aviones. Si tiene tiempo, puede visitar incluso un aeropuerto, o ver algunos episodios de las series antiguas de Superman prota­gonizadas por George Reeves. (Recomendamos éstas y no las películas más recientes de Christopher Reeve simplemente por­que en la versión original el personaje vuela más tiempo.) Cuan­to más piense en el proceso de vuelo, más probabilidades tiene de volar en sueños y de mantener al mismo tiempo la lucidez.

Al regresar a casa tras las actividades del día, recuerde cual­quier sueño de vuelo que haya tenido en el pasado, y decida un destino para su sueño. Acuñe una frase clave para el sueño de vuelo y repítala. Por ejemplo, puede decir quiero volar, o esta noche volaré, o esta noche volaré hasta Papua, Nueva Guinea.

Antes de irse a la cama, pase algún tiempo relajándose en su entorno de vuelo y observando tranquilamente su símbolo de lu­cidez y las imágenes de incubación del vuelo que ha elegido para su altar del sueño. Después, utilizando su rotulador especial, es­criba su frase de incubación del sueño describiendo su deseo de volar en el diario de sueños. Si tiene en mente algún destino es­pecífico, menciónelo también. Una frase simple, como las que hizo antes, será la que mejor funcione.

Deje ahora el diario de sueños y apague la luz. Cuando em­piece a dormirse repita silenciosamente la frase que acaba de es­cribir. Siga concentrándose en su intención de volar y de ser lúci­do en sueños. Concéntrese también en el destino del sueño. Represéntese las imágenes del vuelo que ha colocado por la habi­tación. Imagine la sensación de ingravidez, o véase a sí mismo volando como un planeador; elija las imágenes de vuelo que le resulten más cómodas. Tranquilamente, concédase permiso para soñar en ese tema y para ser consciente del sueño. Adviértase también que al despertar recordará todos los sueños relaciona­dos con el vuelo.

Nota. Si ha despertado de un sueño en cualquier momento de la noche, utilice el enfoque de ir hacia atrás en un sueño para ayudarse a estimular un sueño lúcido de vuelo. Tras despertar espontáneamente de un sueño, quédese tranquilamente acostado en la cama, sin moverse ni abrir los ojos, y piense en el sueño que acaba de tener. Manteniendo un estado de semicons-ciencia, rehaga los detalles del sueño del vuelo que le gustaría experimentar, y mientras va hacia atrás en el sueño dígase mentalmente esta noche volaré. Imagínese volando hacia el destino elegido en el sueño mientras se queda más y más profundamente dormido. Aunque no experimente inmediatamente un sueño lúcido de vuelo completo la primera vez que practique el ejercicio, es muy posible que lo tenga en breve tiempo.

Nota. Como siempre, debe practicar com­probaciones de la realidad siempre que crea que puede tener un sueño lúcido. Si se descubre a sí mismo volando sin ayuda mecánica, tendrá una evidencia convincente de que está soñando. Si se da cuenta de que está soñando pero no ha experimentado todavía el sueño del vuelo, uti­lice esa oportunidad para acordarse de volar. Ponga los brazos por encima de la cabeza y láncese al aire como Su-perman, aletee con los brazos extendidos como si fueran alas gigantescas, o concéntrese tan intensamente en su pensamiento de la idea de volar que no pueda más que crear la experiencia de vuelo en el sueño. Utilizando estos métodos, es muy probable que despegue pronto.

Nota. Cuando tenga más práctica en el sueño del vuelo, deberá poder realizar maniobras cada vez más difíciles en sus sueños lúcidos. Por ejemplo, puede empezar su sueño de vuelo simplemente flotando a corta distancia por encima del suelo. Luego podrá desli­zarse como un astronauta a través del aire avanzando va­rios metros cada vez. Con el tiempo, podrá aumentar su capacidad de navegación, su altitud y su velocidad. Puede enviarse en sueños de vuelo que le lleven a Euro­pa, a Marte y a las galaxias que están más allá de la nues­tra.

Nota. Acuérdese de registrar todos los sueños, incluyendo cualquiera relacionado con el vuelo, en su diario de sueños.

Si cree que puede realizar conjuntamente lo siguiente hágalo pues le enseñará a con­céntrate no en lugares, sino en objetos individuales, tanto familiares como extraños.

Empieza por ir a unos grandes almacenes o un multicentro al que nunca hayas ido antes. Para la primera parte de este ejercicio, tu meta esta vez será elegir una pequeña sección del área de compras y explo­rar los variados despliegues de objetos en venta sin comprar nada. Como en los ejercicios anteriores, ésta será una experiencia personal; así, debes reducir tus interacciones directas con otras personas al míni­mo. Cuando examines y toques varios objetos, date cuenta de qué impersonal puede ser tu respuesta a esos objetos que no tienes inten­ción de comprar. Una taza de café es otra taza de café si no tienes intención de llevártela a tu cocina de casa; un destornillador es otro destornillador si no tienes intención de comprarlo y usarlo. Emplea treinta o cuarenta y cinco minutos en tocar varios objetos en la sección del área de compras que has elegido.

Nota.— Ahora toma un descanso de veinte minutos saliendo a tomar el aire antes de vol­ver a los almacenes o multicentro.

Cuando vuelvas al área de compras, elige una sección diferente para curiosear. Tu meta esta vez será comprar un pequeño regalo, un objeto que no cueste más de diez o quince dólares, para una persona especial en tu vida.

Después de que hayas comprado el objeto y abandonado los almace­nes, sácalo de su envoltura y míralo. El objeto y abandonado los alma­cenes, sácalo de su envoltura y míralo. El objeto puede ser uno de los cientos iguales a él en forma y función, y ahora se ha convertido en único y lleno de significado debido al significado emocional que tú le das. Lleva el objeto a casa contigo y sitúalo en un lugar prominente donde puedas mirarlo antes de dárselo a la persona que tienes en la mente. Siéntate al otro lado de la habitación, lejos del objeto, relájate y recuerda el momento en que te percataste del objeto en los almacenes por primera vez. Concéntrate mucho, por un momento, en la forma y función básicas del objeto de los almacenes. Luego desvía tu atención hacia el significado emocional del objeto como regalo a alguien a quien quieres. Lentamente continúa desviando tu concentración emocional hacia el objeto de una y otra forma durante al menos quince minutos.

Nota.— Tómate un corto descanso antes de proceder a la siguiente parte de este ejercicio.

Después de tu descanso, lleva a cabo una jornada exploratorio alre­dedor de tu casa. Empieza concentrándote en tu casa como la recuerdas justo antes de trasladarte allí. Recuerda qué vacía y extraña te pareció, y qué diferente empezó a ser cuando la llenaste con tus objetos familiares. Ahora observa todos los objetos que te rodean en tu hogar. Selecciona objetos individuales que tengan un significado especial para ti, y recuer­da la primera vez que los viste. Luego, recuerda qué hizo que esos obje­tos fueran especiales para ti y qué familiares y parte de tu medio ambiente han llegado a ser con el tiempo. Considera el impacto total de tus sentimientos hacia todos los objetos que te rodean. ¿Cómo influyen esos objetos en tu reacción hacia el conjunto de tu hogar?

Para la segunda fase de este ejercicio, entra en un estado de relaja­ción activa. Cierra los ojos y concéntrate en el regalo que trajiste a casa desde la tienda. Imagina que estás flotando en el aire frente al regalo, donde sea que esté. Concéntrate en los menores detalles de tu regalo, en su forma y función como objeto, y en su significado emo­cional en tu vida. Imagina que no eres más grande que un diminuto punto, y que puedes ver el objeto desde una perspectiva muy cercana vislumbrando todo a tu alrededor. Luego imagina que tienes tu tamaño normal, y que observas el objeto a distancia.

Respira profundamente y piensa en otro objeto con significado per­sonal de tu entorno hogareño (otro distinto al regalo). Concéntrate en tus sentimientos hacia este objeto personal, y en sus menores detalles de forma, incluso detalles de los que normalmente no te das cuenta. Imagínate como un diminuto punto en el espacio con el objeto convir­tiéndose en algo tan grande como el mundo, luego imagínate volvien­do al tamaño normal. Respira profundamente, expulsa el aire y percibe las sensaciones de tu cuerpo.

Durante los siguientes treinta minutos, concéntrate en una variedad de objetos emocionalmente significativos de tu casa, utilizando las ins­trucciones anteriores.

Nota.— Tómate un descanso el resto del día, dedicándote a actividades no relacionadas con el curso. También, antes de dor­mirte, lee, por favor, las instrucciones para la primera parte del ejercicio de mañana, que deberás practicar como primera actividad de la mañana


 
DIA 12

El ejercicio siguiente debes hacerlo como primera actividad de la mañana, antes de levantarte de la cama. Tan pronto como te des cuenta de que emerges del sueño, antes incluso de abrir los ojos o moverte, concéntrate en la imagen de tu rostro observándote a ti desde fuera.

Tómate tiempo y deja que la imagen de tu rostro tome forma completa en tu imaginación. Luego respira profundamente e imagina uno de los objetos con significado emocional en que te concentraste ayer. Imagina de nuevo que estás flotando en el aire frente al objeto que has elegido.

Concéntrate en tus recuerdos del objeto y su contexto inmediato; recalca los detalles estéticos del objeto y el modo en que su función puede expresarse en los aspectos incluso más pequeños de su forma. Sigue viéndote a ti mismo flotando cerca del objeto mientras conside­ras su lugar en tu vida.

Respira profundamente otra vez, y piensa en la zona cercana a tu cuerpo. Deja que el objeto significativo se aleje de tu conciencia inme­diata y concéntrate una vez más en la imagen de tu rostro mirándote desde fuera. Como hiciste en el Día 8, imagina que estás flotando en el aire por encima de tu cama, mirando hacia abajo a tu cuerpo tumbado.

Ahora respira de nuevo profundamente. Estira los dedos de manos y pies, y abre los ojos. Tan pronto como te sientas bien, puedes empe­zar tus actividades matutinas normales.

Nota.— Ahora que has aprendido los ejercicios del Día 12, puedes incorporarlos a tus ruti­nas matutinas y vespertinas de forma regular. Cuando los realices, puedes utilizar el objeto que desees.

Incluso después de haber inducido un sueño lúcido deseado, es fácil despertar o retornar al sueño ordinario. Todavía más, aunque mantenga un sueño lúcido, puede tener problemas para controlar las actividades que se producen dentro del propio sueño.

Los investigadores del sueño, como LaBerge, de Stanford, han descubierto que, haciendo girar deliberadamente el cuerpo del sueño como una peonza, se puede extender la duración de los sueños lúcidos. El giro le permitirá también influir en el escena­rio del sueño, sirviéndole como medio de viaje de modo seme­jante al sueño del vuelo.

Puede aprender la técnica del giro en el sueño de la misma manera que aprendió a conseguir el vuelo. En primer lugar, cuando viva el día 12, diga preguntándose si está soñando, y afirmando su deseo de tener sueños lúcidos. Después, por la noche, antes de acostarse, elija un destino del sueño lúcido.

Pero esta vez no elija algo genérico, como la ciudad de Nueva York o el estado de Idaho. Elija un destino muy específico, como un asiento de primera fila de la Metropolitan Opera House du­rante una función de La Traviata, o el edificio central de estu­diantes del bucólico campus de la facultad de Pocatello. Aunque puede ser más difícil de conseguir, incluso puede elegir un desti­no en el pasado o el futuro distantes, deseando hablar con Platón o visitar una colonia espacial cercana a Plutón en el año 3000 de nuestra Era.

Cuando haya elegido su destino, reúna algunos objetos o imágenes que se lo traigan a la mente y póngalos cerca del signo de lucidez que guarda en su dormitorio. (Quite los objetos que había utilizado para incubar otros sueños en las noches anterio­res.) Con tanta claridad y precisión como pueda registre en el diario el destino que desea para su sueño, junto con una frase que signifique su intención de tener un sueño lúcido. Después apague la luz y acuéstese.

Para alcanzar el objetivo del sueño lúcido, vea primero su destino específico y reafirme en silencio el deseo de tener un sueño lúcido al quedarse dormido. Repase mentalmente los ob­jetos que simbolizan su objetivo.

Cuando esté dormido, puede encontrarse en medio de un sueño lúcido. Sin embargo, si no ha llegado todavía al destino que había elegido, empiece a girar el cuerpo como si fuera una peonza o un bailarín. Gire más y más rápido, hasta que el entor­no parezca emborronarse y el entorno que usted deseaba empie­ce a aparecer. Utilice la misma técnica si siente que va a desper­tar, o que su lucidez empieza a desaparecer. Si gira a suficiente velocidad, su inmersión en el estado de sueño lúcido se manten­drá. Sin embargo, si despierta, no se preocupe; el dominio de la técnica del sueño del torbellino puede necesitar práctica.

Aunque muchos investigadores recomiendan el giro como el medio preferido de mantener un sueño lúcido, somos de la opi­nión de que hay otras muchas técnicas que funcionan igualmente. Por ejemplo, el escritor Carlos Castañeda sugiere que el esta­do de sueño lúcido puede sostenerse simplemente si dentro del sueño se miran las manos. Por lo que concierne a Castañeda, si de­cide mirarse las manos antes de quedarse dormido y luego se las mira dentro del sueño podrá mantener el estado lúcido, al menos hasta que la imagen de las manos desaparezca.

Sospechamos que no importa mucho si gira, se mira las manos o hace cualquier otra cosa. Puede tomar la decisión de sal­tar como un canguro, si eso funciona en su caso, o simplemente mirar el cielo y decirse: Las cosas están mejorando. Si se compro­mete a completar una acción particular antes del sueño, y real­mente la sigue mientras está soñando, realizando la acción pla­neada, las imágenes del sueño serán precisas y el estado del sueño lúcido se mantendrá. Con toda probabilidad, el grado de su intención consciente de mantener un sueño lúcido es el factor decisivo de su capacidad para mantener dicho estado.

Nota. Como siempre, acuérdese de practi­car las técnicas de recuerdo del sueño y de registrar los que tenga el diario lo antes posible nada más haber des­pertado por la mañana.

DIA 13

Durante los últimos días ha aprendido a inducir y sostener los sueños lúcidos y a moverse conscientemente por el terreno de los sueños. En el día 13 empezaremos a enseñarle otro nivel de con­trol del sueño consciente: la capacidad de alterar deliberadamen­te los personajes del sueño, el escenario, los objetos y la trama. Practicando las técnicas del día 13 durante el resto del Programa de Sueño Creativo, acabará sabiendo dirigir la experiencias de sus sueños con tanta habilidad como Steven Spielberg cuando di­rigió E. T.

El día 13 empieza de forma muy parecida a como los otros días de la Semana Dos, comprobando la realidad y afirmándose tranquilamente su voluntad de tener un sueño lúcido. Sin embar­go, cuando vaya a vivir el día tenga también en mente otra cosa: que como Merlín el Mago o como Glinda la Bruja Buena del Norte, reivindicará el poder de crear, destruir o alterar los obje­tos o personajes de sus sueños.

Le sugerimos que durante el día se imagine que es un director de cine con acceso al escenario, tramoya, miles de actores y los mejores efectos especiales de la tecnología mundial. Durante la primera parte del día piense en una película reciente que le de­cepcionó y rehaga la acción mentalmente. ¿Cómo hubiera resul­tado la película de haberse producido los cambios que usted desea? Considere ahora la secuencia de una película que usted, como director, podría crear. ¿Cuál sería la película? ¿Qué acto­res tendría? ¿Dónde se rodaría?

Cuando haya realizado el ejercicio descrito anteriormente, elija alguna parte tranquila del día, como por ejemplo la hora del almuerzo, para visitar un área populosa en la que pueda sentarse y mirar a su alrededor sin que le molesten. Una terraza de un café, un área de compra o incluso una gran bolera pueden ir muy bien para esta parte del ejercicio. Siéntese y concentre la aten­ción en las actividades que están produciéndose a su alrededor. Observe el entorno, desde la vegetación de plástico hasta las fa­chadas de los almacenes, incluyendo los carteles. Observe a las personas que habitan en su entorno. Preste atención a cualquier olor o sonido que le llegue. Por ejemplo, ¿esa pareja de aspecto exótico que hay en la mesa de al lado está en medio de una discu­sión? ¿El perfume que lleva esa mujer es de Jean Naté? ¿El hom­bre que está tras el mostrador parece extremadamente feliz, o in­debidamente perturbado? Esa mujer gruesa que lleva una enorme bolsa con motivos de bolos, ¿es una camionera jubilada o un ama de casa que viene de una clase de ejercicios? ¿Dónde se vería afectada por esa tos asmática? ¿Qué llevará realmente en la bolsa?

Emplee unos quince minutos en observar conscientemente el entorno. Imagine después que la gente y los objetos, la música y los aromas que le rodean son elementos de un nuevo tipo de entretenimiento, una película «multisensorial» con respecto a la que tiene un control creativo completo. Imagine que es usted el director encargado de ese proyecto.

Supongamos que está en la terraza de un café sentado junto a la pareja exótica que se está peleando. Estudie su comida y sus ropas, las arrugas y rasgos faciales, y mentalmente comience a imaginar un cambio. Contemple la hamburguesa grasienta de la mujer hasta que, al menos para usted, se esté comiendo un filete tartare. ¿Le resulta desagradable el perfume Jean Naté? Con­céntrese en su sentido del olfato hasta que, al menos para usted, el perfume sea de Givenchy. El tiene un cabello oscuro y escaso, pero usted puede transformarlo en un cabello rubio y largo. El café está muy bien para tomar algo a la hora del almuerzo, posi­blemente, pero si se concentra lo suficiente podrá «situarlo» en la orilla izquierda de París e imaginar que está tomando una sopa de cebolla francesa. Utilizando esta técnica, imagínese cambian­do un detalle tras otro del escenario, hasta que su sensibilidad es­tética se vea satisfecha.

Imagine ahora que lleva su «película» de la vida real todavía más lejos, creando un guión que puede representar su pareja. «Vea» cómo el hombre se va enfadado, dirigiéndose hacia el ae­ropuerto y subiendo a un avión. Vea a la mujer derribando la mesa, vestida con ropa blanca, levantarse y apuntar a los dueños con una pistola. Con independencia de cuál sea la escena, sígala hasta concluirla mentalmente en sus aspectos más surrealistas y cautivadores. No se olvide de alterar la trama y otros detalles en cuanto sienta que la historia ha perdido su impulso creativo.

Cuando se sienta satisfecho con la experiencia que ha imagi­nado en el ejercicio, prosiga el resto del día hasta que regrese a casa. Entre en su dormitorio y, antes de retirarse, vea mental­mente la «película» que creó durante aquel período de descanso del día. Concéntrese especialmente en los pequeños detalles que alteró en los primeros momentos. Después, utilizando el rotula­dor especial, escriba en el diario de sueños: Esta noche alteraré mis sueños. Apague la luz y revise los ejercicios de pensamiento de la tarde mientras se va durmiendo.

Acuérdese de empezar lentamente. La primera vez que trate de influir en las imágenes de sus sueños lúcidos enfréntese sólo a algunas cosas; por ejemplo, convierta el manzano en un naranjo, o su vestíbulo en un salón del Oeste. Más tarde, cuando perfec­cione la técnica de tejer los sueños, podrá alterar prácticamente todo lo que haya en ellos, conjurando ejércitos de caballería en­teros, o una lluvia de ranas. Si no le apetece volar hasta el destino que desea para su sueño, podrá ser capaz incluso de traer ese des­tino directamente hasta usted. (Puede aprender a hacerlo me­diante una versión avanzada del ejercicio de tejido de sueños presentado en la Semana Tres.) Finalmente, podrá combinar el tejido de sueños con habilidades adicionales, como el sueño del giro y el del vuelo, creando experiencias del sueño excitantes, ex­traordinarias y muy creativas. Incluso puede utilizar la técnica que practicó al principio del día para explorar soluciones alterna­tivas a una serie de cuestiones personales y de dilemas intelectua­les y creativos.

Nota. Para tener un control particularmen­te poderoso sobre los detalles de sus sueños, puede apli­car las técnicas del tejido de sueños tras despertar espon­táneamente a primera hora de la mañana, volviendo entonces a entrar en un sueño lúcido.

Nota. No olvide que la alteración de los de­talles de un sueño lúcido es posible que le despierte, po­niendo fin a ese sueño particular. Si le sucede eso, man­tenga un estado de semiconsciencia mientras practica en su imaginación el ejercicio de tejido de sueños. Eso le permitirá experimentar el impacto simbólico del ejercicio sin sentir que ha fracasado.

Nota. Acuérdese de practicar el recuerdo de sueños y de registrar todos los sueños que recuerda en su diario. A partir de ahora, anote todos los elementos que ha conseguido alterar utilizando la técnica de tejido de sueños.

Puede complementar el dia 13 con otra oportunidad de utilizar objetos familiares para ayudarte a provocar una experiencia extracorpórea. Pero mientras te concentras en objetos significativos emocionalmente en el ejercicio previo, dirigirás ahora tu atención hacia los objetos insignificantes que normalmente forman parte de tu entorno.

Empieza simplemente percibiendo los objetos que das por supues­tos en tu casa y tu lugar de trabajo. No es necesario que esamines algu­no de estos objetos de cerca a menos que quieras; pero es importante reconocer directamente su presencia, aunque sólo sea un momento.

Es casi inevitable que, a veces, durante la primera fase de este ejer­cicio, percibas algún objeto familiar que de algún modo parece ligera­mente fuera de su sitio. El objeto puede, por ejemplo, ser un cuadro torcido en la pared de tu oficina, un libro mal colocado en un estante o un tubo de pasta de dientes que olvidaste guardar el día antes. Cuando te concentres por primera vez en el objeto, tu impulso será probable­mente volver a ponerlo en su sitio.

Resiste el impulso.

En cambio, deja el objeto y haz una pausa de varios minutos para percibir cómo esa resistencia te hace sentirte en un plano interno y profundo. Imagina cómo sería colocado el objeto, y cómo lo mirarías en su correcta posición. Concéntrate especialmente en que la posición actual del objeto le hace estar fuera de lugar.

Cuando avance el día, procura darte cuenta de qué pasa con el obje­to mal colocado (para mejores resultados, no "descoloques" delibera­damente objetos para conseguir razones artificiales para practicar este ejercicio. La oportunidad es mucho más segura si se presenta de forma natural). Más tarde, cuando estés tumbado en la cama a punto de dor­mir, recuerda los sentimientos que tuviste cuando te percataste por pri­mera vez del objeto descolocado. Déjate invadir por la experiencia de la incomodidad de no poner el objeto en su sitio. No exageres estas sensaciones, déjalas que afloren con naturalidad. Imagínate levantán­dote en medio de la noche y colocando el objeto correctamente.

Ahora que has aprendido este ejercicio, puedes practicar cuando se te presente la oportunidad.

De vez en cuando te sentirás inclinado a percibir que los objetos están ligeramente fuera de su sitio en tu entor­no cotidiano. Mejor que colocarlos en su sitio de una vez, aprovecha la oportunidad para dejar que algunos quehaceres inacabados luchen en tu mente subconsciente. La idea de acabar tu tarea mientras duermes puede causar un sueño lúcido.

DIA 14

Ya ha realizado un largo camino para controlar el potencial de sueños lúcidos y contribuir así a su crecimiento personal. Tanto si buscaba soluciones creativas a los problemas profesio­nales o una directriz en su vida amorosa, probablemente habrá descubierto que el sueño lúcido puede darle acceso al cuerpo de conocimientos normalmente enterrados en la parte posterior de su mente inconsciente.

En el día 14 del Programa de Sueño Creativo le recomenda­mos una noche de sueño libre: es decir, soñar sin influir delibera­damente en el contenido de sus sueños ni inducir conscientemen­te la lucidez. Ello dará a su mente inconsciente la oportunidad de soltar pequeños residuos psicológicos y equilibrar las experien­cias de sueño más conscientemente estructuradas de las últimas dos semanas.

Con toda probabilidad se sentirá entrar espontáneamente en un estado de sueño lúcido en algún punto de la noche. Utilice la oportunidad para observar pasivamente sus sueños valorando cualquier cambio subjetivo que se haya producido en la calidad de intensidad de sus sueños durante las últimas dos semanas.

Nota. Como de costumbre, registre los sueños en el diario cuando se levante por la mañana.

También puedes terminar la segunda semana del curso con un ejercicio encaminado a alterar tu percepción del tiempo. Empieza cerrando los ojos y entra en una relajación activa. Una vez que estés profundamente relajado, imagínate a ti mismo dedicándote a las actividades que planeas para el resto de la jornada. No te precipites hacia tu planificado programa, sino que más bien concéntrate en imágenes mentales específicas de dónde estarás exactamente, cómo te sentirás y qué percibirás en varios momentos del día que comien­za; tómate tiempo para hacer estos detalles tan vividos como sea posible.

Reflexiona sobre tus imágenes visuales y observa tus experiencias directas exactamente como ocurrirán en un futuro cercano. Intenta representarte incluso aquellos detalles de los que podrías no darte cuenta conscientemente cuando los sucesos realmente tengan lugar. Después de que hayas previsto mentalmente tus actividades planifica­das para el día que comienza, respira profundamente y percibe las sen­saciones de tu cuerpo. Estira los dedos de manos y pies, luego abre los ojos y enfréntate a la jornada.

Mientras realizas tus actividades diarias, recuerda las imágenes que tuviste antes, cuando tu cuerpo estaba profundamente relajado. Como el futuro que imaginaste está ocurriendo ahora, puedes intentar que tu propio pasado esté allí contigo, mirando por encima y observando tus actividades. Cuando te encuentres en una posición adecuada para hacerlo, para un poco en medio de tus actividades e imagina que estás flotando en el aire detrás de ti mismo. Pregúntate a ti mismo si estás realmente donde pareces estar en este momento o si podrías estar viviendo una Sueño lúcido

Respira profundamente y, aunque sea sólo por un instante, imagina formas de conexión con tu pasado. Luego regresa a la realidad presen­te, y continúa con tu jornada como antes.

Puedes realizar este ejercicio además imaginando que tu presente y tu futuro pueden coexistir literalmente. Por ejemplo, cuando dejes tu casa por la mañana, imagina que ves tu futuro adelantándote en la calle. Finalmente, respira profundamente e imagina que estás en relación con tu futuro. Luego, déjate llevar de golpe al presente y continúa con tu jornada.

Nota.— Si puedes, practica la segunda fase de este ejercicio durante varias horas. Luego descansa durante dos o tres horas y realiza algu­na actividad física distraída. Cuando hayas conseguido hacer bastante ejercicio físico, disfruta lo más posible con lo que la realidad cotidiana y tus relaciones perso­nales puedan ofrecerte, como hiciste al terminar la Primera Semana.

 

¡Enhorabuena! Acaba de completar la segunda semana del Curso.