Rituales de Familia

Se dice que las personas eligen sus amistades, mientras que por el contrario, el azar determina la familia con la que el ser humano crece y convive a lo largo de gran parte de su vida. Hay familias numerosas o reducidas, liberales o conservadoras, dispersas, poco convencionales o excéntricas, etc. todas ellas configuran una importante red que posibilita apoyo y afecto al individuo. Suelen ser los parientes más próximos aquellos que echan una mano ante un problema grave que se pueda presentar, ya sea económico o de salud.

Sin embargo, la familia incluye no sólo a aquellas personas con las cuales nos unen los lazos de sangre sino, también a parientes políticos como son los cónyuges de los tíos carnales, los yernos y las nueras, etc. Todas estas personas componen el círculo íntimo al cual también se añaden los pocos amigos que por la inmensa cercanía y afecto que experimentamos hacia ellos, decimos que son "como hermanos".

la familia directa, es decir, padre, madre y hermanos, es fundamental en nuestra vida. En su seno aprendemos no sólo la forma de establecer contactos con los demás, sino también, empezamos a intuir quienes somos y qué queremos. Constituye el soporte esencial para el hombre, que nace desnudo y desvalido y conforma el ámbito en el que se desarrollan los primeros afectos.

Tal es la importancia del núcleo familiar que ya los hombres primitivos crearon rituales para asegurar su bienestar, para garantizar su protección y su armonía; y en la actualidad, en las diferentes culturas se siguen practicando ritos ancestrales con el mismo propósito.

La familia es inevitablemente la que a uno le toca. Los sentimientos más encontrados surgen en el seno de las relaciones familiares, por lo que no se puede vivir con ella ni sin ella. Con un hermano, padre o hijo, se puede sostener una importante discusión, y al rato, mantener una conversación como si nada hubiese pasado. Además, una de las características de la familia es que, a pesar del egoísmo y de la ambición de quienes la componen, todos velan por el bienestar general del grupo; sobre todo cuando se trata de protegerlo de amenazas exteriores.

Dos hermanos pueden pelearse duramente, pero si alguien de fuera ataca a uno de ellos, lo más probable es que el otro salga en su defensa inmediatamente, porque instintivamente se sabe que el bienestar personal nunca está desvinculado al de los demás miembros de la familia.

Como en todo círculo cerrado, en este también se generan conflictos, en ocasiones muy dolorosas y difíciles de abordar, pero la mayoría de las veces estos, por graves que sean, no constituyen una razón suficiente para provocar el definitivo distanciamiento de sus miembros. Es habitual que se tenga una mayor tolerancia hacia aquellos que se nombran como "los míos" que hacia otras personas ajena a este grupo. Además, dentro de las familias, siempre existe mayor conexión con unas personas que con otras y la calidad de las relaciones entre parientes va pasando por diferentes etapas a lo largo de la vida.

Dentro de los rituales que propician la armonía y el bienestar familiar, hay muchos que tienen como objetivo ayudar a otra persona (a un hermano, a un padre, a un hijo...) y en este caso, c en todo acto de magia  blanca, el primero que se beneficia con el ritual es quien lo hace ya que en su interior, auque esté dedicando el hechizo a otra persona, se opera un cambio positivo. Por ello, antes de realizar el ritual se analizarán los propios sentimientos, dejando a un lado la rabia, el rencor y el resentimiento, para afrontar el hechizo con la mayor tranquilidad posible, evitando así que las energías negativas anulen los deseos de armonía y felicidad. La paz, la tranquilidad y los buenos deseos conformarán la atmósfera propicia para el desarrollo del ritual.

Es conveniente que antes de realizar un hechizo para beneficiar a un familiar se cuente con su consentimiento; que se le explique en qué consiste el ritual, cuales son sus pasos y, sobre todo, cuál es su objetivo. En algunos casos, esto resultará imposible, ya sea porque la persona no tiene la suficiente fe o porque  no ve la necesidad de provocar un cambio positivo en su vida; de modo que deberá celebrarse el rito sin que la persona esté al tanto de ello, siempre y cuando la finalidad del mismo no sea perjudicarle.

Si el recetor de los efectos del ritual quiere estar presente en la invocación, puede hacerlo siempre y cuando manifieste la fe suficiente y respete lo que haga el oficiante.

El cordón azul

El pan de la amistad

La pluma mensajera

La telaraña

Los siete giros

Madre luna

El rollo de arcilla