12. Rituales con azúcar…

Si todos estamos de acuerdo en que el elemento sal es de una importancia casi única, desde el bautismo católico, hasta romper maleficios, tampoco hemos de olvidar que dentro de la magia ordinaria, cotidiana o como queramos llamarla, el azúcar, ese delicioso alimento tan necesario para el cerebro humano, tiene una importancia y una utilidad que en muchas ocasiones pasa desapercibida para los practicantes de la magia, que prefieren muchas veces elementos extraños con nombres rimbombantes, cuando con algo tan familiar y dulce (y nunca mejor dicho) podemos participar en rituales de gran poderío.

PARA PROTEGER EL HOGAR…

En un recipiente blanco, preferiblemente un plato, pondremos un buen puñado de azúcar de caña, y sobre él, unas gotas de anís.

Dejaremos que todo ello se seque en veinticuatro horas, y seguidamente pasaremos a rociarlo con alcohol de quemar.
Una vez bien rociada la mezcla con una pequeña cucharilla de madera, o con un simple palito, encenderemos el azúcar con el alcohol y anís, dejando que el humo que desprenda llegue a todos los rincones del piso.
Si éste fuera muy grande (nos referimos a la vivienda) entonces haremos el mismo ritual en varios aposentos de la misma.
Mientras quemamos la mezcla, y podamos oler el dulce olor a caramelo, diremos en voz baja siete veces:

“Tan dulce como el azúcar, tan fuerte como el alcohol, que la mezcla que ha de quemar defienda para siempre mi hogar”

Las cenizas que quedan, una vez quemadas y frías, pueden ser recogidas  y guardadas en una bolsita de tela de color claro, y dejado en cualquier lugar del hogar a modo de amuleto protector.
En Francia, hay personas que en vez de anís, utilizan el famoso y muy utilizado “Pastís”, pero  que para nuestra casi es similar, pues la fuerza reside en el poder del azúcar y el fuego producido por el alcohol de quemar, combinado con la esencia del anís, el famoso “Wuiney” de las brujas sajonas de la antigüedad.

AZÚCAR Y PODER…

También a través del azúcar podemos conseguir poder y gloria.
Este ritual funciona de forma parecida a las novenas, pero hemos preferido incluirlo en este capítulo debido a que el azúcar  es uno de los principales componentes.

El ritual necesita para ser efectuado, un buen puñado de hojas de laurel secas, un kg de azúcar blanco, 7 carbones de combustión instantánea, y 7 cerillas de cera. (Actualmente se venden  con el nombre de “survival” y son simplemente las que hasta hace poco se conocían por “enceradas” y que pueden conseguiré en muchos estancos y tiendas especializadas al excursionismo.
Se empezará el ritual en PLENO DÍA, concretamente al levantarnos.
Depositaremos sobre un platito, la pastilla de carbón instantáneo, sobre ella pondremos un par de hojas de laurel seco, y sobre él, un puñado de azúcar, para seguidamente con cerillas enceradas llevar el fuego al carbón.

Dejaremos que tanto el laurel como el azúcar        quemen, mientras repetimos siete veces, con los ojos cerrados y deseándolo con toda fuerza:

“Gloria quiero y gloria tendré, y como este laurel se va a quemar, yo en lo que me proponga voy a triunfar”

Este ritual recordemos se tiene que hacer NUEVE veces en total o sea una vez durante nueve días consecutivos, y mejor si lo empezamos en domingo, día de la gloria y el poder.
Hemos de remarcar que el laurel tiene que ser seco para que pueda quemar por completo, ya que esta planta siempre ha sido simbolismo de poder y gloria, no en vano, a los héroes de la antigüedad se les coronaba con coronas hechas de laurel.

Recordemos que este libro es un manual de MAGIA BLANCA, y que los autores recomiendan que el poder se utilice para hacer el bien, y mejor aún, para ayudar a nuestro prójimo.

En algunas zonas donde no se pueda conseguir laurel, se utiliza hojas de olivo, pero nosotros recomendamos como más propicio y adecuado el laurel.

AZÚCAR Y PURIFICACIÓN…

El simple humo de la combustión de azúcar, sirve también como elemento purificador.

Así, para las personas que estén constantemente dando la mano a los demás, por razones laborales o sociales, al terminar su labor pueden purificar sus manos, añadiendo al simple pero siempre eficiente lavado de manos un baño de “humo de azúcar”.

Esto se realiza de manera facilísima, y además produce en el lugar donde se hace, un olor estupendo.

Se puede añadir el azúcar directamente sobre el quemador de la cocina, y cuando empieza a desprenderse el humo del azúcar quemado, póngase las manos cerca de él, para terminar de purificarlas de posibles contagios psicorrágicos que pueda haber quedado todavía después del lavado.

CONTRA LA ENVIDIA…

Quemaremos una mezcla de alcohol, clavo y azúcar en un recipiente de bronce, y pensando en la persona que nos tiene envidia, recitaremos en voz baja:

“Por San Jaime, patrón de los valientes, por San Jorge, patrón de los valerosos, por San Miguel, patrón de los justos, por Santa Leticia, protectora de los envidiados, que todo aquel que me desee mal por envidia aleje sus pensamientos de mí, durante mil días”