¿Qué es la magia?

Si lo que pretendemos es ser capaces de realizar conjuros, establecer estrategias mágicas y llevar a cabo la preparación de fórmulas magistrales, deberíamos tener bien claro, antes de empezar, cuales son los principios sobre los que se mueve la magia.

Muchas personas cometen el grave error de no creer en la efectividad de la magia, pensando que de esta forma un acto ritual no les afectará.
Por su parte hay quienes creen que un acto mágico es un proceso automático y que basta con encender un par de velas a la luz de la luna y formular un deseo, para que los propósitos se cumplan. Pues bien, ambas partes se equivocan. El hecho de no creer en la magia no nos inmuniza ante ellas. Por supuesto, yendo al lado contrario, pensar que lo puede todo, para lo único que sirve es para perder el tiempo y auto engañarnos.

Así pues, ¿qué es la magia? Si nos basamos en una definición clara y objetiva, diremos que es el arte de la modificación o permutación de aquello que está establecido. Hacer un acto mágico, es cambiar una situación  por otra; es lograr que el desarrollo de una situación  se vea alterado y encaminado hacia los fines que deseamos. Claro que todo ello también tiene sus limitaciones, puesto que no todo lo que se altera o cambia viene por mano de la magia. Debemos dejar un resquicio para lo insondable y misterioso, para el azar o, si se prefiere, el destino que nos envuelve y rodea a cada minuto, a toda la humanidad en general y a todo ser humano en particular.

La magia es la capacidad que tenemos todas las personas para transformar una situación. Si, si, hemos dicho “todas las personas”, porque cada uno de nosotros es un ser de energía que respira, piensa, actúa, sueña, habla y ejecuta. Por todo ello, mientras estemos en condiciones de “mantenernos vivos” somos magos en potencia. Si partimos de la base que la magia es la modificación  o alteración de algo aparentemente establecido, será magia animar a un depresivo o lograr que, tras una charla, se encuentre algo mejor. Será magia ayudar a nuestros hijos a superar un problema que ven frente así como una gran montaña. Será magia salir de un atasco airoso, sin rencores ni rabias innecesarias.

Está claro que muchas personas pensarán que los ejemplos referidos son poco mágicos. Es evidente, que entonces poseen un mal concepto o una noción errónea de lo que es la magia, porque la magia no es salir volando por los aires o lograr que nos toque la lotería. La magia es, ante todo, cambiar una situación energética por otra y ver que a partir de ese momento la vida se modifica. Si tras una charla logramos que alguien se encuentre mejor, hemos alterado su vida. Hemos sustituido su negatividad por ganas de ponerse manos a la obra con nuevas ideas, proyectos y trabajos. Si hemos ayudado a nuestros hijos ante un gran problema, hemos logrado que su mente se tranquilice, que su energía fluya en una dirección más  armónica, por tanto, hemos llevado a cabo una “permutación”  de lo que aparentemente estaba establecido. La magia se ha realizado.

Por supuesto la magia es mucho más y puede contribuir a lograr nuestros propósitos, o cuanto menos, acercarnos a ellos, pero para ello, como ocurre con todas las cosas, debemos comenzar por caminar poco a poco. Deducimos  por los estudios realizados, que la acción mágica  afecta al pensamiento y a nuestras propias acciones, pero también a las ganas, cariño e impulso vital que le pongamos a todo ritual.

Hemos insistido tanto en todos estos puntos para intentar demostrar que la magia es energía, cambio y voluntad. Debemos dejar claro que si hay apatía, falta de iniciativa, falta de consistencia, desesperanza o incluso miedo, la magia no funcionará. Por tanto, a modo de resumen diremos que la magia es:

1.   El pensamiento que sentimos por todo aquello que recordamos, afirmamos o hacemos.

2.   La magia es también desear modificar las situaciones ya sean las propias o las ajenas.

3.   La puesta en marcha, con ganas, fuerza, valentía e ilusión de una forma de hacer, sentir, y ejecutar. Ya que de lo contrario, si no somos capaces de esforzarnos un poco en aquello que vamos a realizar luego no podemos quejarnos si el resultado es negativo.