IV- LO ESENCIAL.

EL INMENSO PODER DEL SUBCONSCIENTE.

Más allá de la mente consciente, que es la que está utilizando para leer estas líneas y la que todos empleamos habitualmente en nuestros quehaceres diarios, existe una parte de nosotros mismos de la cual no nos solemos percatar,  que se ha dado en llamar mente subconsciente. Según afirman distintas corrientes filosóficas desde hace cientos, e incluso miles de años, esa parte de nosotros lo sabe todo, lo conoce todo y por lo tanto lo puede predecir todo. El tiempo y el espacio no tienen nombre ella el mismo rígido dominio ejercen sobre nuestro cuerpo o sobre nuestra mente consciente.

Según el psicólogo Carl Gustav Jung, la mente subconsciente se halla en contacto permanente con el subconsciente colectivo: un vaso depósito donde se acumulan todos los conocimientos, toda la sabiduría y todas las experiencias de la humanidad, desde los primeros pobladores de esta tierra hasta nuestros días. La sosegada contemplación de la luz de una vela puede sacar a la superficie y traer a la consciencia conocimientos a los que usualmente no tenemos acceso, pues los seres humanos hemos sido construidos de forma que entre la mente consciente y la subconsciente existe una barrera bastante difícil de franquear.

Además, el tipo de vida accidental, totalmente volcado hacia el exterior y que desprecia las tenues señales que usualmente nos llegan del lado subconsciente (en forma de sueños, premoniciones, intuiciones... etc.) no ha hecho sino reforzar infinitamente dicha barrera. Pero el hecho es que esos conocimientos subconscientes están ahí, muchas veces diríase que pujando por salir, tan sólo a la espera  de que aquietemos la mente consciente, nos apartemos por un momento del mundano ruido y miremos aunque sea tímidamente, hacia nuestro interior. Y las velas son un instrumento muy útil para facilitar el afloramiento de dichos conocimientos.

Todo cuanto en la tierra existe tiene su etérea contraparte encima de la tierra; y nada hay en el mundo, por insignificante que parezca, que no dependa de algo superior. Y lo maravilloso es que cuando lo inferior actúa en la forma debida, su correspondiente parte superior, que lo preside, reaccionará a ello y actuará a su vez.

Este es el principio de toda magia, representado por la frase de la tabla Esmeralda "como arriba es abajo".

Si diriges con tu mente consciente la luz de una vela para que ilumine, ayude, guie o cure a otra persona, siempre que realices ese acto debidamente, ten por seguro que la luz primordial, esa luz que no es de este mundo, responderá a esa sugerencia tuya e iluminará, ayudará, guiará o curará a la persona en cuestión.

Naturalmente, no puedes dirigir esa luz con tu mente consciente, sin embargo, tu trabajo consciente realizado adecuadamente pondrá en marcha las fuerzas subconscientes realizado adecuadamente pondrá en marcha las fuerzas subconscientes, que si tienen contacto y acceso a la luz primordial.

Como ser humano, eres mucho más poderoso de lo que imaginas, pues tienes la capacidad de crear utilizando el poder de tu mente subconsciente. Tu capacidad de crear es vasta e ilimitada.

De echo, ese poder ya esta actuando, sólo que una forma descontrolada, pues tú no eres consciente de él. Ahora bien, de ti depende dejar que siga trabajando sin supervisión, posiblemente haciéndote daño a ti y a los demás.

La magia no es otra cosa que entender y controlar dicho poder, que instruir a la mente subconsciente y usar su inmenso potencial. Ésta es la clave de todo. Sólo tienes que enfocar tu mente consciente sobre la luz de la vela, de forma que tu subconsciente reciba el estimulo necesario para ponerse en funcionamiento. Parece fácil, pero es un camino que no está exento de peligros.

Por ello es muy importante que leas y sigas los sencillos pasos que te indicamos a continuación