MATERIALES E INSTRUMENTOS NECESARIOS.

Cualquier vela se compone básicamente de una mecha o pabilo y de cera. La cera puede ser cera pura de abejas, algo francamente muy raro en la actualidad, o bien parafina con estearina o una mezcla de ambas. La vela puede igualmente estar adornada y enriquecida con perfumes, esencias e incluso hojas, flores y sustancias diversas.

Los materiales que vas a necesitar son los siguientes.

La mecha: La mecha es un cordoncito, más o menos grueso, de algodón blanco trenzado. Se puede comprar tanto por metros como en bobinas ya confeccionadas en las cererías y en tiendas donde vendan material  de bricolaje. Es conveniente prestar mucha atención a la medida de la mecha, ya que de ésta dependerá que la vela te salga bien o no. La mecha debe ser proporcional al diámetro de la vela, pues si es demasiado gruesa, la vela se quemará muy rápidamente y la llama producirá mucho humo;  en cambio, si es demasiado pequeña, la llama se apagará. Para las velas en forma de cono, deberás utilizar una mecha de un grosor igual a la mitad de la base de la vela. Las mechas pueden dividirse básicamente en tres categorías; finas (para velas delgadas) realizadas con parafina u otro material; medianas (para velas de diámetro pequeño o medio) fabricadas con estearina o con una mezcla de parafina y estearina y gruesas (para velas con un diámetro mas bien grueso) preparadas con cera de abejas u otras ceras.

Para las velas de grandes dimensiones es preciso poner más mecha, o bien, si la forma de la vela lo permite, se pueden trenzar entre sí dos o tres mechas, para que sean más resistentes.

Si quieres hacer la mecha tú mismo, toma un poco de algodón de bordar, procurando que sea algodón puro y que no contenga fibras sintéticas, y moldéalo según el diámetro necesario, de acuerdo con la vela que vayas a fabricar.

Forma una trenza con tres hilos de algodón  y anuda los hilos a una varilla metálica (por ejemplo, una aguja de hacer media), de modo que queden bien tensos. Haz un nudo al principio y otro al final de la trenza, nudo que quitarás después de haber encerado la mecha. Para encerar la mecha, sumerge el algodón en cera fundida y espera a que se seque, o bien enciende una vela y haz caer la cera fundida a lo largo de toda la mecha.

La longitud de la mecha debe superar al menos en cinco centímetros a longitud de la vela. Es conveniente prestar atención para que la mecha sobresalga del molde.; una mecha larga siempre se puede cortar un centímetro el inicio de la vela, mientras que una corta estropeará todo el trabajo.

Una característica muy desagradable de las mechas compradas es que, cuando se apagan, humean y huelen mal. Este inconveniente se puede resolver poniendo la mecha en un baño preparado con una solución de agua destilada y ácido bórico al 2%. Si las velas son particularmente gruesas o tienen una forma complicada, es conveniente reforzar la mecha con un finísimo hilo de cobre. En la base de la mecha y de la vela es necesario fijar en la cera ojalillos  –pequeños discos metálicos de un tamaño adecuado para que sirva de soporte-. Es conveniente encerar la mecha antes de empezar a hacer las velas.

La parafina: Es un hidrocarburo derivado del petróleo, componente principal de la vela y combustible que al fundirse la mantiene encendida. Es aconsejable utilizar parafina adquirida en comercios especializados, que viene en bloques de color blanco con cierta transparencia.

Cuanto mayor sea la transparencia mejor será la calidad. Se vende al peso y es muy económica. Algunos comerciantes la venden en polvo dentro de bolsitas de plástico de un kilo. Es posible encontrarla también en las farmacias en forma de placas, pero es mucho más cara y se venden con fines alimentarios.

Otras variedades son la parafina en gel  y la parafina líquida. La primera es una mezcla de parafina con otros elementos que le confieren una apariencia cristalina. Su duración es muy superior a la parafina común, pero las velas realizadas con gel no pueden ser desoldadas, se realizan siempre en recipientes de vidrio. Por su parte, la parafina líquida se utiliza para lámparas de aceite; nunca pierde su consistencia líquida, por lo que solo sirve para este propósito.

Según su grado de purificación, la parafina se funde entre los 45 y los 63·. Hierve a una temperatura muy alta y, antes de hacerlo, emana un humo muy blanco que rápidamente se convierte en una llama muy brillante. La parafina confiere una alta calidad a la luz de las velas, pero cuando  se confeccionan velas en casa es conveniente mezclarlas con estearina para evitar que, al fundirse, goteen demasiado. La mayor parte de las velas se realiza con parafina mezclada con estearina en una proporción de 1 al 10.

La estearina: Se trata de una mezcla de ácidos grasos, de origen animal y vegetal, que hasta hace algún tiempo se fabricaba con sebo; se presenta en forma de briznas de un color blanco nacarado, solidificadas en masas cerosas, y se venden en forma de bloques, placas o bolsas de un kilo.

La cera de abejas: Es, sin duda, el material mas apreciado para elaborar velas. Es la sustancia que utilizan las abejas para construir sus colmenas. Separada de la miel, se comercializa en panes o láminas. Se presenta en forma de material amarillo y blando, pero existe también un tipo blanqueado. NO es soluble en agua, sino en aceite, y se quema sin olor y sin producir humo. Se funde entre los 61· y los 65· Es cara y presenta dos características importantes; se quema durante largo rato y es muy elástica y blanda.

Existen a la venta en las tiendas especializadas distintas mezclas ya preparadas para elaborar, en las cuales se encuentran en proporciones exactas parafina, estearina y cera. Estos materiales producen una notable luminosidad y poco humo, y son duraderos. Se funden en torno a los 80 grados. La cantidad que debe emplearse ha de ser una vez y media la capacidad del molde. Para obtener una luz más clara es preciso colar la mezcla en un molde previamente sumergido en agua caliente, esto es, al baño maría.

Los colorantes: Para teñir las velas, basta con añadir color para cera a la mezcla fundida. Aconsejo que las compres en establecimientos que suministren materiales para velas, aunque puede adquirirse también en tiendas de pintura o droguerías. La coloración de la cera cambia cuando se enfría;  por lo tanto, antes de empezar, es conveniente hacer una prueba vertiendo una pequeña cantidad de cera coloreada en un platito y esperando a que se enfríe. Si queda demasiado intensa, basta con fundirla  y añadir cera blanca; si resulta demasiado tenue, una vez disuelta se puede añadir un poco más de colorante.

Los colorantes en pasta se disuelven más fácilmente si antes de añadirse a la parafina se mezclan con estearina. Suelen ser muy concentrados, por lo que basta con una pequeña cantidad. Los colorantes en polvo se diluyen con estearina para evitar manchas de colores más oscuros en la vela cuando está terminada. Son muy concentrados, y con la punta de una cucharadita de café se colorea más de un kilo de cera. Estos colores se dispersan con facilidad en el ambiente y es conveniente prestar mucha atención  cuando se manejan, porque podrían manchar la ropa y los objetos de un modo indeleble.

Además de los colorantes específicos para velas, se pueden utilizar colorantes universales, colores para la pintura al óleo u otros. Los primeros están disponibles en pequeños tubos de plástico y tienen forma fluida. Son concentrados; de hecho, para colorear una vela a menudo basta con una sola gota; se mezclan muy bien con la cera, pero producen colores opacos y ofrecen una gama de tonalidades limitada.

Los colorantes en polvo permiten obtener un efecto granuloso, opaco y difuminado. Son los colores utilizados para la pintura al agua, el yeso molido y los pasteles a la cera y al óleo. Ofrecen una amplia gama de tonos y su único inconveniente es que, a menudo, el color se deposita en el fondo.

Las esencias: Se emplean para perfumar las velas. Para ello se añaden algunas gotas a la cera liquida o se impregna la mecha. A menudo, estas esencias influyen en el color de la cera modificándolo. En las cererías o tiendas especializadas se venden esencias de perfume especificadas para velas, que se añaden a la cera fundida en dosis de entre un 3 y un 5%. Se mezclan con un palito y se amalgama la esencia con la cera. Además de los perfumes específicos, se pueden añadir esencias naturales de plantas que se venden en las perfumerías, las herboristerías y algunas droguerías. Hay que asegurarse, no obstante, de que se trate de esencias naturales y no de perfumes a base de alcohol, que podrían resultar inflamables, o de agua perfumada, que podría comprometer la capacidad de combustión de la vela.

Los ojalillos: Se utilizan para evitar que la vela, en su parte final, se apague antes de consumir toda la parafina, ya que mantiene la mecha en su lugar aunque la parafina esté totalmente disuelta y además otorgan una terminación más profesional.

Los moldes: Existen infinidad de formatos y de diferentes materiales; zinc, acero inoxidable, diferentes plásticos o acrílicos. Además se pueden realizar  o encargar moldes de goma, caucho o silicona.

Lo ideal es utilizar siempre un molde que sea específico para velas, ya que no todo lo que encontraremos a mano va a darnos luego el resultado esperado. Algunos no soportarán el calor y otros no nos permitirán desmoldar sin romperlos.

Los desmoldantes: Es necesario usar aceites desmoldantes especiales para velas. Los otros aceites provocan manchas, afean la terminación y en algunos casos les trasmiten su aroma, que no suele ser apropiado. También se puede utilizar siliconas en aerosol, pues dan excelentes resultados, aunque la vela realizada en un molde que ha sido siliconado no va a poder bañarse nuevamente en parafina.

Un termómetro: Se trata de un utensilio imprescindible y no sirve cualquier termómetro casero. Deberás adquirirlo uno en una tienda donde compres los demás materiales y accesorios, que al menos llegue a los 150· centígrados.