13. Magia con fotografías…

Son muchos los pueblos primitivos cuyos habitantes no permiten que nadie los fotografíe, por una simple razón: ven en las fotografías un método mágico para ser dominados e incluso para perder parte de su alma inmortal.

Queremos dar testimonio de algunos de los rituales que por medio de las fotografías, se pueden realizar de forma fácil.

SE HA DICHO SIEMPRE QUE LA CARA ES EL ESPEJO DEL ALMA, PERO LOS OJOS SON EL REFLEJO PROFUNDO DEL ESPÍRITU. NO CONVIENE, SIN EMBARGO DEJAR FOTOGRAFIAS A PERSONAS DESCONOCIDAS.

PROTECCIÓN CONTRA SORTILEGIOS…

Existe un ritual, que es para protegernos de algún sortilegio, y consiste en poner en un sobre nuestra fotografía, junto a la de San Jorge, y cada noche dejar bajo la almohada, el sobre. De esta manera, y con la ayuda del santo patrón de los desvalidos, romperemos los posibles hechizos que quieran hacernos.

Se debe realizar este acto de guardar el sobre, durante DOCE días, empezando en viernes.

Lógicamente conocemos rituales que necesitan de fotografías para dañar al prójimo, pero como éstos entran de pleno en el camino de la magia negra, hemos preferido no incluirlos en este libro, pues los autores desean únicamente proporcionar ayuda y no causar daños a terceros.

CONSEJOS…

Aconsejamos que si creemos que una persona nos tiene envidia, odio o incluso nos desea algún mal a nosotros o a nuestros familiares, NUNCA LE ENTREGUEMOS UNA FOTOGRAFIA,  pues a través de ella puede ocasionarnos, si conoce los mecanismos necesarios dentro de la magia negra, muchos problemas, algunos de ellos francamente desagradables.

Cuando queramos influir en una persona por teléfono, podemos tener apretada en la mano izquierda, una fotografía de la persona que está al otro lado del hilo telefónico, con la seguridad de que por un acto de magia “simpática” podemos influir y suavizar el tono de voz, sobre dicho sujeto, que si solo utilizáramos la voz, siempre dentro de los márgenes de lo correcto.

Suponemos que después de estos cortos consejos comprenderemos cómo algunos pueblos orientales, principalmente africanos y de las estepas, que todavía siguen religiones animistas se nieguen a ser fotografiados por extraños, siendo el miedo la única razón para ello.