Introducción

Las brujas de ayer y de hoy…

Muchas personas de entre 13 y 50 años, tanto hombres como mujeres, están viviendo la brujería. Ya no se avergüenzan cuando oyen hablar de la cuestión o alguien hace referencia a una “mala bruja”; muy al contrario, se sienten incluso orgullosos.

Sin embargo, tradicionalmente las brujas han sido vistas como personas malvadas porque “adoraban a Satán, organizaban banquetes horripilantes y orgias e, incluso, se comían a los niños” Es cierto que, en otros tiempos, quienes le perseguían las consideraban asesinas, destructoras de las cosechas, responsables de tormentas desastrosas y de todas las calamidades naturales: en resumen, mujeres pérfidas. Hoy empieza a aflorar, por fin, la verdad: de hecho, las brujas no eran seres maléficos como se ha dicho, sino simplemente, personas “distintas” que vivían según unas leyes antiquísimas que la mayoría no aprobada.

Las principales acusaciones que dirigían entre ellas se referían, en general, a haber renegado de la fe cristiana y a su vinculación con Satán, al hecho de hacer uso de poderes mágicos con objetos inconfesables, a su participación en ritos misteriosos como los aquelarres (“en los que volaban cabalgando sobre escobas o animales”) y a que provocaban sequías, tormentas y otros desastres naturales que arruinaban las cosechas, mataban animales y personas utilizando la magia negra, impedían que las mujeres concibiesen, causaban enfermedades de todo tipo y mataban y se comían a los niños.

Además, se las acusaba de chupar la sangre como los vampiros y preparar con hierbas venenosas filtros de amor o hechizos que provocaban mal de ojo.

En realidad, las brujas, gracias a sus conocimientos sobre las propiedades de las hierbas, fueron  curanderas populares, capaces de medicar y sanar a hombres y animales. Eran personas que no aceptaban la moral común ni las sofocantes leyes del patriarcado y que realizaban ritos religiosos pre cristianos en honor a alguna divinidad pagana. Practicaban el chamanismo, sabían predecir el futuro, curar el mal de ojo y ayudar a los demás con sencillos rituales.

Precisamente porque no atacaban las normas impuestas por la comunidad, fueron perseguidas por el tribunal de la inquisición, los juristas laicos, los corregidores y los teólogos.

Por consiguiente, según estas primeras pinceladas, podemos constatar que en el pasado eran consideradas brujas las mujeres que no atacaban el poder masculino, optaban por vivir la vida a su manera y seguían antiguas tradiciones de la fe pagana en lugar de los ritos de la religión oficial. Los inquisidores llegaron a afirmar que todas las mujeres eran brujas en potencia, precisamente a causa de su sexo. De echo, en la biblia podemos leer: “La mujer está llena de malicia. Todas las maldades y todas las perversidades proceden de ella” (Eclesiastés 25,13)

De cualquier forma, la brujería, tal como es entendida hoy, no tiene nada que ver con la brujería de otros tiempos.

Las brujas de hoy no vuelan en escobas, sino que utilizan los transportes públicos y conducen sus propios coches; no se comen a los niños, y no solo porque muchas veces son vegetarianas, no se transforman en animales, sino que tratan de parecerse a sus personas preferidas en sus aspectos más positivos; no consumen drogas o alucinógenos, y no se sirven de engaños o mentiras para alcanzar sus objetivos. Naturalmente, tampoco destruyen cosechas ni matan animales o personas ni echan mal de ojo. No siguen a Satán ni le conceden poder alguno; no rechazan, necesariamente, la fe cristiana o la de otras religiones, simplemente las toleran. Tampoco hacen uso de ninguna magia para doblegar la voluntad ajena y dominar al prójimo.

Una de las características principales de las brujas de hoy en día en su gran conciencia ecológica, que ayuda a salvar el planeta: respetan la naturaleza y, por ello, tratan de no contaminar y preservar los recursos naturales. Además, practican rituales para armonizarse con el ciclo de las estaciones naturales, se curan con remedios fitoterapeúticos y practican y fomentan una alimentación natural, en muchos casos biológica.

Estudian ciencias de la antigua tradición y buscan una cierta iluminación interior, mediante un proceso de individuación que les permite mejorar día a día (en este sentido desarrollan habilidades naturales como la meditación, la capacidad de prever el futuro, la telepatía etc.…) No dejan de rezar por el bien y el progreso de la humanidad, así como la paz y la salvación del mundo (están en contra de la explotación de los seres humanos, en especial de las mujeres y los niños)

Respetan a los ancianos y su sabiduría, aunque sin aceptar jerarquía alguna que les imponga un modo particular de comportarse o de pensar. Además, muestran otro aspecto fundamental: una visión gozosa de la vida y del sexo, sin los tabúes o las restricciones que impone la moral común al uso.

 

Wicca, la nueva brujería….

La Wicca es un movimiento de espiritualidad neo pagana que nació gracias a la elaboración filosófica de Gerard Gardner, considerado a todos los aspectos el padre espiritual de esta creencia. En sus obras, High Magic Aid, Wichcraft for Tomorrow y The Meaning of Witchcraft. Gardner hace suyas las tesis de la conocida antropóloga Margareth Murray, la cual sostiene que el paganismo no sólo no ha muerto, sino que ha evolucionado a la llamada religión de las brujas, un conjunto de prácticas, rituales y creencias muy sincréticas, de tipo iniciático, que tienen como objeto de culto una actividad femenina, considerada la Gran Madre de todo.

Desde los años cincuenta del siglo XX, la Wicca se ha ido enriqueciendo con nuevas aportaciones, realizadas por diversas personas en muchos países del mundo, que comparten, sin embargo, algunas líneas generales.

-          La naturaleza es divina y la divinidad está en la propia naturaleza.

-          No existe un principio creador externo a la naturaleza y, por consiguiente, no hay una  divinidad en los alto de los cielos, superiores y ajena al mundo.

-          NO hay leyes fijadas por una divinidad, el hombre es responsable de sus propias acciones y debe regirse por si mismo.

-          La divinidad es tanto masculina como femenina.

-          No existe diferencia entre magia y religión. La magia es un modo de percibir la realidad y ejercitar el propio credo religioso.

-          La Wicca es una religión dentro del tipo  mistérico, que aboga por la iniciación y aconseja el secreto sobre las prácticas que se llevan a cabo.

-          Muchos aspectos  de los rituales tienen carácter chamánico.

-          La base de la práctica religiosa es la espontaneidad y la inventiva personal. Ambas hacen que los rituales sean originales y personalizados

 

 Las nuevas religiones…

Como muchas personas saben, la iglesia católica presta actualmente mucha atención  a las nuevas religiones, por motivos evidentes,  pero también lo hacen los sociólogos, antropólogos y psicólogos, los cuales interpretan la necesidad de integrarse en grupos religiosos ajenos al cristianismo como una señal de profundo malestar, la esencia de algo que concierne a la esfera espiritual.

Aunque quienes procesan nuevas religiones, sobre todos las de origen oriental son, por regla general, personas de un nivel cultural medio-alto, esto no significa que cuenten con un buen nivel de cultura religiosa. De hecho, en muchos casos carecen totalmente de conocimientos no solo teológicos sino también históricos, lo cual contribuye a que la relación con la religión, con cualquier religión, sea menos natural y más esotérica. Tal vez sea el intento de sustraerse a los dogmas de las nuevas religiones lo que hace que los primeros contactos sean mucho mas comprometidos, misteriosos, profundos y sobre todo selectivos.

Si se hace una observación de conjunto, parece que el fenómeno de las nuevas religiones es un proceso de lenta culturización de las personas que, dirigidas a menudo  por un maestro espiritual y a través de lecturas de libros y la asistencia a conferencias, van abandonando su propia cultura religiosa original, hasta cortar cualquier conexión con el pasado y renunciar a la religión que les fue impuesta, de manera  que pueden llegar a escoger su propio credo de forma autónoma. Las nuevas religiones, sobre todo si son de tipo mistérico, se presentan, mediante un entramado místico-esotérico, como una alternativa a las crisis colectivas, al aislamiento individual y a la perdida de valores, y a las carencias espirituales típicas de la sociedad moderna. El mensaje fundamental de las nuevas religiones se pone en manifiesto gracias al descubrimiento de una tradición esotérica interiorizada en el individuo, que hace de ella una modelo existencial, a fin de encontrar un equilibrio cósmico y redescubrir la sacralidad que nuestra sociedad consumista parece haber olvidado.