FABRICACIÓN DE VELAS POR INMERSIÓN.

Este procedimiento es mucho más rudimentario y sencillo, aunque también más repetitivo y largo.

Para fabricar velas por inmersión deberás calentar la mezcla al baño maría y removerla con una cuchara de madera. Añade el colorante y las esencias, si vas a utilizarlas. La cera no deberá estar ni demasiado líquida ni demasiado espesa. Con la práctica, tu mismo verás cuál es el grado de espesor necesario.

Luego sumerge durante un momento la mecha en la cera fundida sujetándola por un extremo con los dedos, después extráela y espera a que la cera que se adhirió a la mecha se enfríe completamente. Repite la operación  y notarás que la vela empieza a espesarse. Prosigue hasta que alcance el grosor que deseas obtener. Pueden ser necesarios en 30 y 40 inmersiones. Cuando alcance la dimensión justa, deja enfriar completamente la vela y procura no dejarla sobre un lado, ya que, al estar todavía templada podría deformarse y aplanarse.

Finalmente córtale la mecha dejando un centímetro de largo. Puedes emplear una mecha de unos 25 cm o, si realizas dos velas cada vez, una de 50cm que doblarás en dos. (La mecha debe, no obstante, ser siempre tres cuatro cm más larga que la vela.)

En el primer caso, para secar la vela puedes  sujetar la mecha con una pinza para la colada; en el segundo, bastará con atarla a un gancho. Es muy importante que, entre una inmersión y la otra, la vela esté completamente fría; a veces son necesarios tiempos de espera más bien largos. Seguramente éste fue el procedimiento que se utilizaba hace miles de años para la fabricación de las primeras velas.