Conjuro de bendición de un hogar…

Cualquier lugar en el que nos encontremos, desde una casa hasta una oficina, es susceptible de recoger vibraciones negativas. Dichas vibraciones pueden haber sido provocadas, aún sin querer, por los antiguos habitantes e incluso por los mismos que la han construido. Tengamos presente que una discusión o altercado puede marcar la negatividad de una casa por largas temporadas. El conjuro que nos ocupa servirá para eliminar las posibles impurezas en una vivienda, sea ésta propia o ajena. Por supuesto, este conjuro puede emplearse para una oficina, tienda o negocio.

Requisitos:

-         Participación y predisposición de los moradores de la casa si no nos pertenece. En el caso que sea nuestra propia vivienda, intentaremos contar con el beneplácito de los otros miembros para efectuar el conjuro. De no ser así, nos procuraremos una foto de cada uno de ellos.

-         Un puñado de sal marina que deberemos esparcir por cada una de las habitaciones en las que deseemos una purificación.

-         Una carilla de incienso con aroma a limón por cada habitación a purificar.

Procedimiento:

1.   Si en el ritual van a participar varias personas, entre todos escogerán una que haga de portavoz y al mismo tiempo de maestro de ceremonias. Mientras esta persona actúa, las otras permanecerán en el recibidor de la casa intentando enviar el máximo de positividad al acto, para de esta forma darle fuerzas. En el caso de un solo participante éste deberá llevar con él las fotografías de los otros miembros de la vivienda.

2.   Sosteniendo entre las manos un cuenco o recipiente hondo en el que se encontrará la sal, comenzaremos por la habitación más alejada de la puerta de entrada. Desde allí, entrando poco a poco en relajación, procederemos a invocar: “En este cuenco está la pureza, la energía, la vida y la paz. Conjuro a las entidades y energías negativas para que abandonen al instante este recinto que bendigo de inmediato”. Dicho esto, tomaremos un puñado de sal y lo esparciremos por el suelo al tiempo que decimos “ahora te purifico”

3.   Cuando hayamos tirado la sal por todas las habitaciones, prenderemos en cada una de ellas el incienso, y a partir del momento en que termine de consumirse, procederemos a barrer la sal en dirección a la puerta de la estancia.

4.   Recogeremos la sal con una pala y la tiraremos a la basura, fuera de la casa. Daremos así por concluido el ritual que podemos repetir siempre que sea menester.