Ahora que el círculo mágico esta
preparado, usted necesitará invitar al
Dios y a la Diosa para que se unan al
ritual, y luego entonar una runa de
poder para poder reunir el poder interno
del círculo para poder preparar los
restantes ritos, hechizos y festividades
de las estaciones del año que haya que
realizar.
Plegaria a la Diosa y al Dios.
Aquí exponemos algunos ejemplos de
plegarias a la Diosa y al Dios, aunque
usted puede crear las suyas propias si
así lo desea. Advierta que la Diosa y el
Dios son siempre invitados, nunca
convocados, pues esto último no sería de
buena educación.
¡He aquí a la Diosa! ¡Dama Gentil!
Hacia ti vamos con el corazón ardiente
por tu amor. Ilumínanos con tu
sabiduría. ¡Oh, tu que te llamas Isis,
Cerridwen, Ishtar, Brigid, Hathor,
Deméter y Danu! Te llamo para que vengas
a nuestra presencia esta noche.
¡Desciende sobre nosotros como un rayo
de plata iluminado por la luna y aparece
ante nosotros en un sueño y en un
susurro! ¡Dinos como podemos servirte
mejor! ¡Escucha nuestras necesidades, oh
madre poderosa de todos nosotros, de los
vivos y de los muertos! Ven ahora hacia
nosotros mientras te llamamos, pues aquí
eres bienvenida y a ti te honramos.
¡Oh, señor de múltiples nombres,
maestro de los velos! Oh, Cernunnos, rey
de los lugares silvestres! Escucha
nuestras plegarias y ven danzando entre
las altas hierbas. Y por en medio de los
desiertos de cemento. ¡Préstanos tu
espíritu alegre y gozoso para celebrar
nuestros rituales! ¡Oh, señor nuestro de
la abundancia y todo lo que es bueno, te
pedimos que seas testigo de nuestras
necesidades y nuestros actos, y que
llenes nuestras copas hasta que se
desborden, para que podamos adorarte
para siempre!
A diferencia de las runas que se
utilizarán más adelante en este libro
para lanzar hechizos, las runas de poder
no son símbolos escritos, sino los
cánticos adecuados para reunir el poder
durante el ritual.
Dicho poder se conoce como el cono
del poder porque recuerda al sombrero
del brujo para aquellos los
suficientemente sensibles para verlos.
En las congregaciones se cantan las
runas de poder, mientras los integrantes
se mueven en el sentido deosil alrededor
del círculo mágico con las manos
entrelazadas. Una bruja solitaria podrá
adaptar el ritual bailando con el poder
alrededor del círculo.
Alrededor del círculo, todos de la
mano, llamamos a los poderes de esta
tierra. Por el cordón que nos ata a
todos, por todo lo que vuela, nada o
camina en la tierra y en el mar, en la
Luna y el Sol, por la vida y la luz,
todo se hará. Por las rocas y los
árboles, y el antiguo saber, el cono del
poder se fortalece más. La tierra y el
agua, el aire y el fuego, raednos lo que
deseamos. Ya hemos bailado la danza y
la canción cantado. Lo que queremos,
será. Lo que queremos, será.
(Repetid el último verso hasta que la
suma sacerdotisa diga “parad”)
- EL
DESCUBRIMIENTO DE LA LUNA
Esta ceremonia se celebra en algunas
congregaciones para que descienda el
poder la Diosa como signo de bendición
sobre una sacerdotisa elegida al efecto.
Por lo general, es una mujer con
experiencia en las sendas de la wicca.
Se celebra en luna llena o creciente, y
antes de los ritos y hechizos descritos
en los dos capítulos siguientes.
Aunque tradicionalmente este ritual
lo celebran un hombre y una mujer, se
puede adaptar fácilmente para hacerlo a
solas. Para empezar, la mujer estará en
pie en la postura de la Diosa (brazos
extendidos y antebrazos levantados con
las manos a la altura de los hombros)
mientras el hombre se arrodilla ante
ella. Luego él, con la varita mágica
trazará un símbolo que representa ala
Diosa sobre el cuerpo de la sacerdotisa,
empezando en su seno derecho, luego el
izquierdo para terminar en el vientre.
Repetirá lo anterior tres veces,
finalizando en su seno derecho. Mientras
lo hace, el sacerdote recitará lo
siguiente:
“Yo te invoco ¡Oh, madre
poderosa! ¡La más antigua de las
antepasadas de los Dioses! ¡Medidora del
tiempo y tejedora de los mundos! ¡Oh, tu
que puedes volver estéril al bosque y
convertir el desierto en un edén! La mas
anciana de los poderes ¡A ti te llamamos
para que desciendas sobre el cuerpo de
tu sierva y sacerdotisa que está aquí
ante ti!”
La sacerdotisa recita entonces una
invocación, que ofrecemos a
continuación:
¡Hijos de la tierra, reuníos y
oíd mis palabras! ¡Hijos de las
estrellas, escuchadme y prestadme
atención! A todos aquellos que deberían
salir de su sopor para alcanzar las
alegrías y las penas de la vida en toda
su variedad, este es mi mensaje:
Desde la antigüedad me conocéis,
siempre me habéis conocido, yo soy el
que se mueve dentro del vientre, yo soy
la sangre que tan roja fluye, yo soy la
estrella incrustada en la noche, yo soy
el flujo y el reflujo de las mareas. Yo
soy la trama y soy la urdimbre, yo tejo
el tapiz de todas las vidas. Las flores
bailan en mi nombre. ¡Id dentro del
mundo y entonad mi cantico! ¡Que la
alegría reine en todos los lugares, en
los más oscuros pozos o en el desierto
más infecundo! Dejad que la verdad que
habita en vuestro interior os guie hacia
adelante. ¡Que vuestro corazón se abra
para dar y recibir la gracia! Sabed que
sois uno con todo lo viviente, y que
todo lo que vive es uno con vosotros.
¡Amad a todos los niños de la tierra,
cuidarlos, pues todos ellos so mis
hijos! Mantened a salvo a mis animales,
a mis pájaros, mis campos y bosques, los
ríos y los mares, las altas montañas y
los valles profundos, pues vosotros sois
los custodios del tiempo que vendrá, y
cuando el mañana llegue seréis capaces
de permanecer orgullosos de pie, si
fuisteis fieles a vuestro destino
interior, a la senda de vuestra alma.
Sentid la chispa de la única divinidad
dentro de vosotros.
Celebrad y honrad su llama
sagrada. Atended mis palabras, hijos de
la tierra. Yo soy la gran madre y me
conocéis desde siempre. En todos los
sitios y en ninguna parte, dentro y
fuera yo os bendigo con todo mi amor.