Aprendiendo a trabajar…

Ya hemos visto algunas de las normas básicas que debemos tener en consideración a la hora de poder poner en práctica la magia. Veremos seguidamente y de forma muy breve antes de pasar a la parte puramente práctica de este libro, cuales son las actitudes que debe usar el mago, para ello nos centraremos en la disposición mental adecuada para toda operación. Aprenderemos a entrenar el pensamiento y veremos cuáles son los mejores sistemas para poder proyectar la energía.

-         La actitud del mago…

El operador de magia es, ante todo, un ser humano como los demás que ha desarrollado ciertas capacidades y tiene facilidad para entrar en dinámicas  mentales diferentes. Salvando dicha distancia, en lo demás, es como el resto de mortales, y hacemos esta precisión dado que el gran número de personas que por el simple hecho de trabajar con las artes ocultas  en nacer en su interior un sentimiento de superioridad con respecto a su entorno. Ese puede ser un grave error, una falta de modestia que nos haga actuar de forma poco coherente y poco “humana”.

La actitud del mago siempre debe ser constructiva, evitando en lo posible el odio y el rencor. Procurando no caer en la maldad ni entablar acciones de las que luego pueda arrepentirse. Yendo un poco más allá diremos que el mago debería ser consciente del mal que podría provocar en otras  personas si se deja llevar por los más bajos instintos. Por todo ello, la premisa básica de acción es asumir que nunca haremos daño a nadie, y que, como dice uno de los mejores preceptores de la magia, “nunca tomaremos aquello que no nos pertenece”.