LECCION 2. LOS UTENSILIOS DE LAS BRUJAS
Todos los movimientos espirituales cuentan con sus objetos de culto y, por
consiguiente, el arte de la brujería también tiene los suyos.
Es importante comprender que no deben ser necesariamente objetos mágicos, es
decir, comprados a precio de oro en las tiendas de magia. Lo que los hace únicos
es nuestra intención, nuestra voluntad y la ceremonia de consagración que luego
impregnamos con nuestras energías.
A continuación, ofrecemos una relación de los utensilios necesarios para ejercitar nuestro arte.
- Altar
- Escoba
- Caldero
- Velas
- Incienso
- Pentáculo
- Copa
- Libro de las sombras
- Varita mágica
- Athame
- Hábito ritual
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EL ALTAR
Aunque no tengamos templos o iglesias a nuestra disposición, los ritos mágicos
de la Wicca se deben llevar a cabo en un espacio adecuado.
Para convertir un lugar en sagrado hace falta, como primera medida, que disponga
de un altar. Existen dos tipos: el altar móvil, que se utiliza solamente
para los rituales y luego se retira, y el fijo, situado en un lugar especial de
la casa, sobre el que se colocan los símbolos de la Diosa y del Dios. No todo el
mundo puede tener en casa un altar fijo, sobre todo si vive con otras personas
que pudieran sentirse ofendidas. En cambio, quien viva solo o con personas que
lo acepte, puede tener un altar fijo, por ejemplo una mesita, dedicado
únicamente a cumplir esa función. A los profanos les puede parecer una extraña
exposición de objetos, pero para nosotros, en cambio, no sólo tiene una
importancia ritual, sino que además nos recuerda nuestro camino espiritual.
En el caso de que a los demás miembros de la casa no les gustase tener allí un
altar fijo, se puede preparar uno móvil en el momento de realizar el ritual, y
luego guardar todos los objetos en una bolsa, baúl, etc. El altar móvil puede
ser una mesa plegable o dos caballetes con un tablero encima. Si incluso esto
supone un problema, entonces bastará con disponer los objetos en el suelo, pero
con cuidado para no quemar el parqué o manchar irremediablemente el mármol...
Tanto si es fijo como si es móvil, se aconseja cubrir el altar con un paño,
trozo de tela o mantel a modo de ornamento y protección. Algunas tradiciones
cambian el mantel según el tipo de ritual que realizan, e incluso hay algunas
personas que tienen ocho principales diferentes para las fiestas de la Rueda del
año y uno blanco para los Esbats. Como es de suponer, el altar adquiere más
prestancia y valor si su cobertura está bordada, adornada con perlitas o
pintada. En definitiva, cada persona adorna su altar como cree más adecuado.
Por regla general, en el centro del altar se pone una imagen del Dios o de la
Diosa, que puede ser una estatuilla, una figura recortada y plegada sobre un
cartón o simplemente un símbolo. Detrás de esta imagen se sitúan los símbolos de
los cuatro elementos de la naturaleza: Tierra (o sal), agua, aire y fuego. Tanto
la tierra como el agua se pueden poner en un vaso o en algún otro recipiente de
cristal. Se desaconseja el uso de materiales plásticos porque no son productos
naturales, pero la cerámica, la madera o el metal resultan, en cambio, ideales.
El aire y el fuego se simbolizan respectivamente mediante un bastoncito de
incienso o un difusor de esencias y una vela.
Otro elemento presente es un platito para las ofrendas, en el que cada uno puede
poner semillas, flores, monedas, cristales, piedras y todo aquello que crea que
puede ser de agrado de la divinidad. Algunas personas también ponen en el altar
los instrumentos utilizados en los rituales, por ejemplo la varita, la copa, el
athame, el Libro de las Sombras, etc.
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LA ESCOBA
La iconografía clásica muestra con mucha frecuencia a las brujas volando a
caballos de una escoba, por lo que no debe sorprendernos demasiado que la escoba
sea un instrumento importante en la Wicca.
Según la antropóloga Margaret Murray, el vínculo entre las brujas y la escoba se
remonta a "una época muy remota y se explica por el hecho de que la escoba es
sustancialmente un objeto que se usa en las casas y, por consiguiente, es
propiedad de las mujeres, es el equivalente femenino de un arnés similar al
tridente. Esta es la razón por la cual, en las representaciones medievales de
danzas de brujas, las mujeres o brujas sostienen en su mano escobas mientras los
hombres o diablos empuñan tridentes"
Es evidente que ninguno de nosotros posee una escoba mágica susceptible a echar
a volar. Sería estupendo, nos ahorraríamos dinero en gasolina y seguros. En
realidad, la escoba solamente es un objeto simbólico que limpia y elimina todo
lo negativo que nos rodea.
Pero cuidado; nunca debemos barrer nuestro espacio espiritual en las noches de
luna negra, pues podríamos correr el riesgo de hacer desaparecer la buena
suerte.
Las mejores escobas son las de sorgo. Son baratas y es fácil encontrarlas en las
droguerías. Mejores todavía son las viejas escobas de barrendero, hechas de
ramas, que todavía pueden encontrarse en algunas tiendas. Adorne el mango con
dibujos y cintas, y colóquela, después de utilizarla, detrás de la puerta de
entrada de su casa. De esta forma mantendrá alejados de la vivienda los
problemas, la pobreza y la negatividad.
También es posible confeccionarse una pequeña escoba y colgarla en el espejo
retrovisor o ponerla en la guantera del coche: servirá para alejar accidentes,
multas, etc.
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EL CALDERO.
Todos hemos visto ilustraciones en las que una bruja está mezclando alguna
poción extraña en un gran caldero, muy similar al que usaban nuestras abuelas
para hacer los guisos. Según la tradición, el caldero se utilizaba para hervir
los cuerpos de los niños, de los cuales se extraía la grasa que, mezclada con
hierbas alucinógenas, servía para volar. Como es de suponer, esta teoría fue
pura invención de los inquisidores, y los calderos tienen una simbología muy
distinta. Entre nosotras los calderos, aunque de dimensiones mucho más
reducidos, son utilizados para realizar actos mágicos.
El mejor es el que está hecho de cobre o hierro, como el clásico para los
guisos: se apoya sobre un trípode, que lo sostiene y del cual se puede retirar
para ponerlo sobre el fuego, en el caso de que se quiera utilizar para hacer
tisanas, decocciones, etc. Sin embargo, como las brujas modernas disponen de
utensilios para cocinar mucho más adecuados, suelen usar recipientes más
apropiados y fáciles de limpiar.
Por regla general, el caldero de cobre no se usa demasiado y sirve sobre todo
para quemar hierbas, hojas de papel que contienen peticiones, encantamientos,
etc. Hoy día es posible encontrar en los anticuarios calderos de este tipo,
aunque de dimensiones reducidas.
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LAS VELAS
En su calidad de poderosos símbolos de luz, las velas son elementos comunes en
los rituales. La luz representa el poder divino, la sabiduría, la iluminación y
el conocimiento, y por este motivo las velas son tan importantes en los rituales
wiccan. Los llevados a cabo con las velas son algunos de los más simples,
pero también de los más poderosos, sobre todo si e realiza con la debida
convicción y concentración. La magia de las velas se basa en dos principios
básicos; la concentración del pensamiento en un fin determinado y el uso de un
objeto simbólico -precisamente la vela- que consigue, unidos a otros, catalizar
el pensamiento mágico. El requisito fundamental sigue siendo, sin embargo, la
fuerza de voluntad de quien oficia el ritual. Cada color tiene, además, un
significado mágico preciso. Hay quien afirma que es mejor que cada uno se
confeccione sus propias velas; sin embargo, hay quien, por comodidad, prefiere
comprarlas y luego prepararlas, es decir, consagrarlas para los ritos.
Uno de los momentos más importantes de cualquier ritual es la "vesticion" de la
vela. Consiste en ungirla con un aceite esencial que ayude a crear un vínculo
especial con ella. De hecho, al untarla con aceite le transferimos nuestras
vibraciones y las intenciones por las cuales oficiamos el ritual, y la
convertiremos en un poderoso instrumento de nuestra voluntad. Mientras
realizamos el acto de ungirla tenemos que pensar intensamente en el objetivo a
obtener, intentando visualizar la realización del deseo expresado en el ritual.
Los colores:
Las velas que utilicemos, según el fin que queramos alcanzar, pueden y deben ser
de colores diferentes. De hecho, antes de emprender alguna celebración hay que
escoger el color con sumo cuidado porque cada uno provoca un efecto diferente.
Las diversas tradiciones y civilizaciones han atribuido desde tiempos
inmemoriales significados simbólicos a los colores (hay en este sentido códigos
universales). En todo caso pueden variar las interpretaciones que dan las
culturas a cada color por separado. Por ejemplo, en Japón el color de luto es el
blanco, mientras que en Europa lo es el negro. D cualquier forma, en la historia
del hombre los colores siempre han estado en la base del pensamiento simbólico.
Los colores universalmente reconocidos son siete, exactamente los que aparecen
en el arco iris. A lo largo de los siglos, estos han sido relacionados con los
siete planetas, los siete días de la semana, los siete cielos, las siete notas
musicales, etc. y también se han creado concordancias con los elementos: por
ejemplo, el marrón y el negro simbolizan la tierra; el amarillo y el blanco, el
aire; el rojo y el naranja, el fuego, y el verde, el agua.
Amarillo:
Se utiliza el amarillo para favorecer el nacimiento del sentimiento como el
optimismo y la curiosidad con respecto a todo aquello que es nuevo, que todavía
no existe, que está por inventar, para reforzar la esperanza en el futuro y para
que no se desvanezca la confianza en la felicidad futura si estamos viviendo un
momento malo o un conflicto interior del cual debemos liberarnos para proseguir
el camino de la evolución. El amarillo es útil para reforzar la energía psíquica
de las personas, curar una voluntad débil, sacar a alguien de embrollos y
manipulaciones, reforzar la autodisciplina, superar las dificultades con las que
podemos tropezarnos en la realización de algo que nos hemos propuesto, superar
una autoestima pobre, una frialdad emotiva o física hacia personas próximas a
nosotros o un exceso de agresividad; para reforzar la resistencia a los ataques
de ira, las explosiones de violencia y el furor ciego que aturde.
Con respecto a la salud, el amarillo se utiliza para el cuidado del aparato
digestivo y las dolencias del estómago, hígado, páncreas, contra los cálculos y
las ulceras, y en caso de digestiones difíciles e hipertensión. Además, el
amarillo realiza una acción estimulante sobre el sistema nervioso central y
ayuda a reforzar la capacidad intelectual y perceptiva, tanto nuestra como
ajena.
El amarillo es el color originario de la cera de las abejas.
La vela amarilla suele utilizarse en rituales relacionados con los aspectos
materiales de la vida (el trabajo, la remuneración económica, los intercambios
comerciales) Ejerce además una influencia especial sobre el humos de las
personas y se usa para curar trastornos como la depresión y la distermia.
Azul celeste:
El uso de este color es de fundamental importancia para favorecer la
reconciliación, sobre todo después de peleas familiares, la estabilidad en las
relaciones de colaboración y amistad, y la solidez de los vínculos afectivos
duraderos. El color azul despierta la sensibilidad de las personas, las
ganas de vivir y la visión positiva de la realidad.
Se utiliza en los rituales cuando se quiere alcanzar una mayor elevación
espiritual, para evocar a las entidades hechizadas de las aguas y para alejar
los fantasmas y las pesadillas. Cuando se utiliza como color de apoyo en un
ritual, confiere fuerza y estabilidad a lo que se esta a punto de llevar a cabo.
Azul marino:
se usa el color azul marino para proceder al camino de la luz y resolver
conflictos interpersonales, sobre todo en el reducido ámbito familiar, donde
puede ayudar a eliminar las mentiras, la violencia verbal, la critica continua y
excesiva por parte de personas mayores o padres demasiado autoritarios y
cerrados con respecto a las ideas de los mas jóvenes. El azul oscuro sirve
también para acallar chismes y rumores.
Se utiliza este color para la curación de las personas muy tímidas e
introvertidas, para ayudar a los tartamudos y en todos los trastornos
relacionados con la garganta, los oídos, la voz y la boca. Según algunos, se
pueden usar también velas azul marino para prevenir enfermedades degenerativas
del cerebro.
Se usa este color en los rituales de protección, para obtener el apoyo de
personas influyentes e importantes a la hora de conseguir algo que deseemos
mucho, para lograr contactos provechosos y hacer amistades prestigiosas. Los
sentimientos asociados al color azul oscuro son la lealtad, el honor, la
protección del propio nombre y el impulso altruista.
Blanco:
En magia se usa el blanco para purificar, exorcizar o sustituir algún otro color
no disponible en ese momento. Se utiliza en los rituales de adivinación, en
cualquier tipo de exorcismos, para estimular la clarividencia o para reforzar la
espiritualidad de las personas por las que se actúa. Este color está muy ligado
a los aspectos más personales e íntimos de las personas, como la belleza
interior y la pureza del corazón, la sensibilidad espiritual, la capacidad de
imaginación y la creatividad. Se usa en particular en los rituales de
protección, en aspectos relacionados con los niños y los ancianos y en temas de
salud para tratar enfermedades de los huesos y del pecho. Es útil en los
rituales sobre la gestación, el nacimiento y la lactancia, como protección y
curación.
Por otra parte el blanco se utiliza mucho como color devocional; de hecho, las
velas de este color son llamadas puras o neutras y se utilizan sobre todo
como ofrendas de agradecimiento.
Dorado:
El color del oro está estrechamente vinculado al simbolismo del sol. En magia se
utiliza este color en los rituales destinados a atraer sobre el solicitante
bienestar material, prosperidad y riqueza, pero también energía positiva y la
energía de las fuerzas cósmicas para una curación o la solución para un gran
conflicto.
Marrón:
El color de la tierra y simboliza todo lo relacionado con la mujer, con la
fertilidad y con el sentido práctico y de solidez. Es el color más utilizado con
respecto a cuestiones materiales vinculadas al trabajo manual o a la producción
agrícola.
Es adoptado en rituales en los que es necesario hacer aterrizar en el mundo
material a quien tiende a estar demasiado en las nubes, a quien tiene una visión
del mundo demasiado idealizada, romántica, poética y muy poco realista, a quien
no logra integrarse en el ambiente donde vive, a quien no tiene una buena
relación con su madre, con las mujeres de la familia, o a quien no se relaciona
bien con su parte femenina y tiende entonces a desarrollar comportamientos
agresivos e intolerantes.
Naranja:
Estimula la acción, promueve la independencia y la confianza en uno mismo,
libera de los miedos, disminuye el complejo por frustraciones. Favorece la
superación de las inhibiciones y libera de los condicionamientos; asimismo, es
eficaz en caso de padecer depresión, poca vitalidad y escasa energía.
Se utiliza la vela naranja en magia cuando se quieren obtener cambios
significativos en la psique; aumentar la capacidad de sentirse satisfecho y
comprender la propia valía, desarrollar la inteligencia emotiva y la capacidad
de experimentar el placer sin ceder a los sentimientos de culpa, perfeccionar la
facultad de atenderse a uno mismo y a los demás, cambiar la actitud con respecto
a la realidad, mejorar la capacidad de experimentar nuevas sensaciones y
eliminar los sentimientos de culpa cuando son inútiles y paralizantes, para
hacer llegar a la conciencia traumas y violencias sufridas en el pasado, para
curar las heridas del alma debidas a abusos sexuales y emotivos o a engaños y
traiciones soportados, para superar el sentido de abandono y de desolación, para
vencer la frialdad excesiva con la pareja, para atenuar el rigor moral o
religioso excesivo y para ayudar a personas con problemas de alcoholismo y miedo
al sexo. Es también muy importante en las situaciones de conflictos familiares
internos, cuando nos enfrentamos a verdaderos desafíos generacionales.
Plateado:
El color plateado se utiliza para aumentar la propia visión interior y la
capacidad para ver en el corazón de las personas, para favorecer la
clarividencia y para los asuntos femeninos relacionados con la salud y la
afectividad. Este color tiene el poder de neutralizar los efectos negativos de
conjuros y rituales (los llamados efectos boomerang); se usa además para
solicitar y atraer la protección divina y favorece la propia espiritualidad, en
un nivel no demasiado alto de elevación interior. El plateado sirve para que las
personas se vuelvan más estables y fuertes en el plano espiritual, favorece la
concentración y ayuda en la búsqueda de la verdad, además de reforzar y
estabilizar la fe.
En magia se utilizan las velas plateadas para entrar en contacto con entidades
espirituales femeninas, sobre todo con la hadas, pero también para evocar santos
y poderes angélicos, principalmente en aquellos rituales donde se pide ayuda en
el camino iniciático, para dar una nueva fuerza a la evolución interior y mayor
energía para alcanzar unos objetivos cada vez más elevados.
Rojo:
En magia el rojo simboliza la energía combativa, la fuerza vital y se vincula al
deseo de obtener rápidamente resultados prácticos, el éxito y la victoria o la
resolución de un problema. Este color transmite también la necesidad de hallarse
en situaciones que puedan ofrecer emociones intensas como poder, victoria,
conquista, lucha y competición.
Se trabaja con el rojo para resolver problemas de salud, reforzar la vitalidad,
ayudar a quien no se siente a gusto consigo mismo o con los otros, aumentar la
confianza en las propias posibilidades, reforzar la seguridad en uno mismo y en
la propia valía, y también para reaccionar ante una situación insatisfactoria y
penosa. Este color simboliza el amor sexual, el erotismo y el deseo de
conquista. El rojo se utiliza mucho en rituales oficiados para obtener, reforzar
o reavivar el amor y la pasión, ahuyentar enemigos conocidos u ocultos, recargar
energéticamente a alguien que ha padecido intervenciones quirúrgicas o
enfermedades graves y para alcanzar el propio equilibrio psicofísico.
Rosa:
En magia el rosa influye en las emociones y se relaciona con todas las
manifestaciones positivas de carácter afectivo, ya se trate de una pareja, de
amigos o de parientes. De hecho, el rosa se utiliza para reconciliar a personas
peleadas, estabilizar relaciones que están en crisis, generar estima y
comprensión entre los miembros de una pareja, suavizar los rasgos desagradables
del carácter de una persona, calmar los espíritus inquietos y las personas
violentas.
Además de la afectividad, el rosa simboliza también el espíritu de sacrificio,
la contemplación, la mística, la libertad del pensamiento que tiende a lo
divino, el renacimiento y el logro de la perfección espiritual.
Verde:
El verde es el color más difundido en la tierra, simboliza la generosidad y el
don de ofrecer, los buenos sentimientos y la búsqueda de equilibrio en la
relación con los demás, sobre todo con la pareja.
En magia se utiliza el verde para suavizar e orgullo excesivo, confortar, anular
la ausencia de perfección de la propia identidad o valía y reforzar la
autoestima. Este color tiene una profunda influencia en el sistema nervioso: por
consiguiente, ayuda a encontrar el equilibrio, el amor justo por uno mismo que
no derive del egoísmo, la capacidad de relacionarse con los otros y de dejarse
llevar a la intimidad, la capacidad de amar, el altruismo y la dedicación a los
otros.
Se utiliza el verde para ayudar a las personas demasiado cerradas, frías,
asociales y críticas, para combatir el sentido de aislamiento y depresión,
superar el miedo al encuentro con el otro y a la relación sentimental y
neutralizar los efectos devastadores de los celos. En magia también se utiliza
el verde en todos aquellos rituales donde se piden mejoras económicas, suerte,
prosperidad, productividad de los campos y abundancia en las ventas o en las
transacciones comerciales.
Violeta:
En magia se usa el color violeta para aumentar la capacidad de percepción, tanto
la propia como la ajena, es decir, la capacidad de conciencia y análisis;
también se emplea en el desarrollo de la visión interior y en la búsqueda del
espíritu guía, y para desarrollar la inteligencia, aumentar la capacidad de
reflexión y de introspección, alcanzar el conocimiento de la propia valía y del
propio poder, favorecer la apertura mental y seguir el sendero que lleva a la
sabiduría. De hecho, este color se utiliza sobre todo en los rituales que se
relacionan con nosotros mismos, con nuestra orientación y nuestra búsqueda
espiritual, pero también para apaciguar estados de animo violentos y ataques de
rabia y furor, así como para desarrollar la sensibilidad con respecto al
universo espiritual, ayudar a quienes les cuesta distinguir entre la realidad y
la imaginación, y a quienes sufren de inseguridad emotiva y excesivo apega a la
familia de origen.
El violeta tiene también mucha fuerza para alejar pensamientos recurrentes
relativos al plano espiritual (por ejemplo, cuando uno cree ser perseguido por
fantasmas) en caso de confusión moral y en estado de disociación.
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INCIENSOS, HIERBAS Y ACEITES ESENCIALES...
El incienso se puede encontrar básicamente en dos presentaciones: en conos o
bastoncitos, ya confeccionados, y en grano.
Los dos primeros no presentan dificultad alguna de uso; están compuestos por
hierbas pulverizadas unidas mediante resinas y aceite, y por una pequeña
cantidad de salitre para que se quemen mejor. Se pueden encontrar en tiendas y
hasta en supermercados, tienen diversos perfumes y son facilismos de usar. Basta
con colocarlos sobre un soporte idóneo y encender la punta con una cerilla o un
encendedor. Cuando prende, se sopla y la llama se apaga, pero el incienso sigue
quemando y desprendiendo un humo perfumado.
El incienso en grano presupone el uso de un carboncillo. En las tiendas
especializadas (herboristerías y tiendas de artículos religiosos) venden
pastillas de carbón prensado; se sostiene con una pinza y se acerca a llama de
una vela (se pueden usar también un encendedor, pero se corre el riesgo de
agotar la carga con solo tres o cuatro aplicaciones...) hasta que empieza
lentamente a arder.
Además, es necesario contar con un soporte algo elevado capaz de resistir el
calor, pues si se pone el carboncillo incandescente en un palto de metal
colocado directamente sobre el mueble, aquel se calentara y acabara por dañarlo.
Lo ideal sería colocar un pequeño recipiente de cerámica, o mejor, todavía de
arcilla, sobre un platito, aunque poniendo debajo un filtro o trozo de corcho a
fin de aislar bien la superficie sobre la cual colocaremos nuestro incensario.
Cuando el fondo del carboncillo este completamente rojo e incandescente lo
pondremos en el recipiente y colocaremos encima los granos de incienso. Estos
deben quemar sin llama e irse deshaciendo lentamente, a la vez que van
desprendiendo su perfume. También se puede polvorizar sobre una tabla de picar o
colocar dentro de un mortero.
Presentamos a continuación algunos tipos diferentes de inciensos. Cada uno es
adecuando para ocasiones y situaciones diferentes:
20 gramos de madera de sándalo, 20 de granos de incienso, 10 de aguja de abeto,
10 de aguja de rosmarino y 10 gotas de aceite esencial de lavanda
20 gramos de madera de sándalo, 20 de granos de benzoico, 10 de musgo de encina,
10 de flores de artemisa y 10 gotas de aceite esencial del árbol de la vida.
20 gramos de madera de sándalo, 20 de granos de mirra, 10 hojas de albahaca, 10
de semillas de aneto o de hinojo y 10 gotas de aceite esencial de verbena.
20 gramos de madera de sándalo, 20 gramos de incienso, 10 de pétalos de rosa
roja, 10 de flores de lavanda y 10 gotas de aceite esencial de verbena.
20 gramos de madera de sándalo, 20 de granos de incienso, 10 de flores de
lavanda, 10 de agujas de pino y 10 gotas de aceite esencial de hipérico.
20 gramos de madera de sándalo, 20 de granos de incienso, 10 de agujas de
rosmarino, 10 de hojas de laurel y 10 gotas de aceite esencial de hipérico.
20 gramos de madera de sándalo, 20 de granos de incienso, 10 de hojas de acacia,
10 de flores de jazmín y 10 gotas de aceite esencial de muguete.
20 gramos de madera de sándalo, 20 de granos de incienso, 10 de hojas de laurel,
10 de hojas de salvia y 10 gotas de aceite esencial de hipérico.
v
EL PENTÁCULO
El pentáculo es un símbolo muy complejo que a lo largo del tiempo ha sido
cargado con valores ambiguos. De hecho, también los satanistas y sectas extrañas
usan a veces una estrella de cinco puntas, al igual que otros utilizan
crucifijos y demás símbolos sagrados que, sin embargo, llevan al revés en señal
de desprecio. Las brujas, en cambio, lleva única y exclusivamente pentáculos con
una punta hacia arriba, que simboliza el poder de la mente, y posiblemente
inscritos en un círculo que representa el poder de la Madre Tierra.
El pentáculo recuerda a Leonardo y sirve para proteger a quien practica la magia
del efecto boomerang, los errores y la negatividad.
Algunos estudiosos afirman que el nombre del pentáculo, con su estrella de cinco
puntas, deriva del griego pente, que significa precisamente "cinco". Otros, en
cambio, optan por creer que deriva de la palabra griega pan, que significa
"todo" una síntesis de macrocosmos.
Muchos seguidores de la Wicca llevan joyas con el pentáculo, y hay en el mercado
muchos colgantes, realizados con diversos materiales.
v
La copa…
La copa
es también un símbolo de la divinidad femenina: la que se usa en la wicca
recuerda al santo grial, que es la versión cristianizada del caldero de Ceriwden.
Según algunas tradiciones, la copa simboliza la comprensión de la naturaleza,
mientras que para nosotros es el símbolo del vientre de la diosa, que lo
contiene y da luz a todo, en una
continua renovación de la vida.
LA copa
es uno de los instrumentos más importantes en los rituales: se suele utilizar
para contener el agua, pero también se mezclan en su interior agua y sal para
las bendiciones y las purificaciones, y se vierte el vino para las ofrendas de
los aquelarres y para los brindis rituales; a veces se ponen a flotar velas o
pétalos de flores.
Procurarse una copa es muy fácil; sirven las de cristal que se usan para los
helados, las de vino o, en definitiva, cualquier vaso en forma de tulipa, más
bien ancho y con pie. Hay quien utiliza también cálices parecidos a los usados
en las ceremonias religiosas, pero se afirma que son excesivamente ajenos a
nuestra tradición, demasiado preciosos y, sobre todo, caros.
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El libro de las sombras…
El libro
de las sombras es un diario en el que el practicante wicca anota ritos,
formulas, plegarias e invocaciones que se utilizan durante los rituales. Algunos
usan hojas de pergamino cosidas a mano, otros un elegante diario o un cuaderno
con tapas duras, y otros incluso un álbum de dibujos o de fotos. Lo importante
es comprender que la base no tiene valor alguno: puede ser un simple cuaderno de
apuntes, a pesar de que a menudo las brujas quieren para su altar lo mejor que
puedan conseguir.
A
nosotros nos gusta escribir en la primera pagina del libro de las sombras
nuestro nombre mágico y poner el sello de nuestra tradición (hay que lo adorna
con dibujos, runas, triskeles, etc.)
Como es
lógico, al primer libro de las sombras le seguirán otros a lo largo de la vida,
donde cada uno dejara constancia de los cambios, los nuevos rituales aprendidos,
así como las oraciones, poesías y todo aquello que puede contribuir a su propia
evolución.
v
La varita mágica y el Athame…
Según la
magia salomónica, el origen de la varita mágica se remonta a Morsés. En la
mitología hebraica la verga-varita de Morsés, fue creada el sexto día, es decir,
aquel en el que fueron plasmadas las cosas importantes. Fue confiado a Adán,
luego a Enoch, Sem, Abraham, Isaac, Jacob y José. Por consiguiente, la varita
entro a formar parte del patrimonio ritual de los egipcios, entre los cuales
obtuvo una caracterización simbólica mas definida y se difundió así en otras
muchas culturas.
La
leyenda ha querido que fuera hecha
con la madera del árbol de la vida. La varita simboliza la voluntad de quien
lleva a cabo la magia y sirve para dirigir la energía y, con frecuencia, para
trazar el círculo.
La
tradición sostiene que la varita debiera medir exactamente la distancia que hay
entre el codo y la punta del dedo índice de la persona que va a utilizarla.
Muchas
personas van al bosque a buscar una rama con la que realizar su propia varita.
Para ello la cortan con la ayuda del athame, le quitan la corteza y la
consagran. Algunos les hacen incisiones en forma de símbolos y sellos o escriben
su nombre mágico, runas, etc.
A fin de
que nuestra varita no pierda su elasticidad, es conveniente untarla, de vez en
cuando con aceite. Se puede aprovechar la ocasión para usar aceites esenciales,
que le otorgarán vibración mágica.
El
athame es un cuchillo ritual que tiene el mango de color negro y la hoja de
doble corte, lo que simboliza la vida y la muerte. Muchos wicca lo utilizan para
trazar el círculo o realizar encantamientos.
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El hábito ritual…
También
el hábito es un objeto que se usa solo en los rituales. Puede tratarse
simplemente de una sencilla túnica hecha con un retal o de un hábito bien
confeccionado.
Algunos
wicca visten a modo de hábito capas
muy hermosas, para sentirse en armonía con la energía de fiesta y sacralidad de
las ceremonias, y a menudo se compran otras nuevas pensando precisamente en los
aquelarres. Los hay que desean reflejar las estaciones del año a través de los
colores seleccionados y que representan los elementos en sus vestidos.
Sin
embargo, hay otros wicca que no disponen de ellos y que incluso están en contra
de los hábitos ceremoniales. No es que, parafraseando, el hábito haga al mago,
pero seguramente ayuda a introducirse en un contextual ritual-místico y
contribuye a conectar al oficiante con su parte mas profunda, esa que esta más
próxima a los dioses. Sirve, en
definitiva, para crear el dama
sacro, dentro y fuera de nosotros.
v
Como obtener los utensilios
mágicos…
Convertirse en wicca significa mejorar uno mismo en todos los sentidos. No cabe
duda de que se trata de un camino que tiene que conducir a un proceso de
individuación, a un perfeccionamiento interior, a aminorar los propios defectos,
pero también es una forma de aumentar y diversificar las propias capacidades
manuales y prácticas.
Muchos
wicca se interesan por las manualidades: hacen velas, crean talismanes con pasta
de sal y similares, enfilan collares, cosen hábitos, empastan la arcilla,
pintan, bordan, etc. Contar con estos conocimientos resulta muy útil si uno
decide fabricarse los objetos rituales que va a utilizar.
Ciertamente es más cómodo ir a comprarlos. Hay tiendas que venden objetos
preciosos, atendidas por personas que nos pueden ayudar a realizar lo que se nos
ha ocurrido, o que lo hacen por nosotros. Pero sin duda supone una gran
satisfacción llegar a crear los objetos mágicos con nuestras propias manos, por
lo menos para algunos.
Carece
de importancia que los primeros experimentos sean frustrantes: tal vez las velas
nos salgan torcidas e irregulares, las galletas quemadas y los ropajes no estén
muy bien cosidos. No importa, no te dejes abatir por los fracasos: aprender es
la palabra clave. Y ahora… ¡a trabajar!
-
Confeccionar una escoba
mágica…
Fabricarse la propia escoba es posible y no tiene mayores secretos. Lo primero
que hay que hacer es escoger la madera que se va a usar; la mas indicada es la
de avellano, que, según los celtas, cuenta con un gran poder mágico y
purificatorio.
El
momento mas adecuado para procurarse las ramitas de avellano es seguramente
Beltane.
Tome el
cuchillo ritual y diríjase a un bosque, busque la planta que le parezca más
adecuada y trate de ponerse en contacto con su espíritu. Escoja la rama mas fina
y tome solamente las que necesites. Después de eliminar las hojas, júntelas
dejando en el centro una de mayor tamaño, de un par de centímetros de diámetro y
átelas. Para ello puede usar un
cordel fuerte o un alambre. Cubra el punto donde ha quedado el cordel con una
cinta roja. Puede decorar el mango con runas, símbolos mágicos y dibujos.
-
Confeccionar una vela…
Las
velas se componen de una mecha y de cera, que puede ser de varios tipos y estar
embellecida y enriquecida con
perfumes, polvos, esencias, hojas, flores y diferentes sustancias.
Antes de
empezar a preparar las velas deshaga la cera al baño maría. No lo haga
directamente en un cazo, pues podría calentarse a incendiarse. Si la cera se
encendiera, apúrese a echar arena sobre la llama o tapar el cazo. Nunca intente
apagar con agua la cera que se ha incendiado. La cera ideal para la realización
de las velas en una mezcla compuesta al 80% de parafina y el 20% de estearina:
esta mezcla con estas proporciones se encuentran a la venta en tiendas ya listas
para ser usadas.
Vierta
la cera en un recipiente resistente al calor, póngala luego a calentar al baño
maría, y vaya removiéndola con una cuchara de madera.
Para el
baño maría utilice dos cazos de
medidas diferentes, a fin de que puede introducirse el menor dentro del mayor.
Ponga agua a hervir en el grande y la cera en el pequeño. Con la ayuda de un
termómetro, mida la temperatura hasta que la mezcla alcance el punto de fusión,
en torno a los 60·c. cuando la cera se vuelva liquida y adquiera un aspecto
transparente, puede apartarla del fuego.
Corte
una mecha de unos 25 cm. de largo (o, si hace dos velas a la vez, 50cm.) siempre
calculando por lo menos tres o cuatro centímetros más, sumérgela unos minutos en
la cera fundida sosteniendo un lado con los dedos, luego saque la vela y deje
que se enfríe completamente. Es muy importante que, antes de cada nueva
inmersión en la cera caliente, la vela esté completamente fría y, como para ello
a veces hace falta bastante tiempo, se aconseja construir un tendedero con una
traviesa de la que colgar las velas.
Repita la operación varias veces; observará que la vela empieza a espesarse. Continúe con las inmersiones hasta que consiga las dimensiones deseadas. Pueden hacer falta incluso hasta 30 o 40 inmersiones. Una vez alcanzada la dimensión deseada, deje enfriar la vela, pero tenga cuidado de no posarla sobre un lado hasta que no esté bien fría, pues si la cera está todavía tibia podría deformarse y aplanarse. Antes de encender la vela recuerde cortar la mecha, dejando solo un cm.
-
Confeccionar un libro de las
sombras…
Procúrese hojas de papel de arroz o de carta y de otro tipo de papel que sea
bastante grueso y bonito. Si no quieres gastar tanto, puedes optar por unos
folios ligeramente coloreados, como los que se utilizan comúnmente, u hojas de
un álbum de dibujo o de un cuaderno normal y corriente, o incluso un grueso bloc
de notas al que le quitarás la espiral. En cualquier caso, las hojas no deben
estar cosidas.
Tome un
cartón mas bien grueso, parecido al que se usa para los embalajes (lo puede
encontrar en cualquier supermercado, por ejemplo, el de las cajas que contienen
las botellas de vino); a continuación busque un retal de tela gruesa para
tapicería (es adecuada la que se utiliza para tapizar sillas, pero también sirve
un trozo de cuero o un retal de terciopelo, de paño, de brocado o de otro
material que te guste). Tome ocho folios cada vez y dóblelos por la mitad a fin
de obtener el formato clásico del cuaderno, luego, con una aguja gruesa e hilo
blanco muy resistente cósalos por el doblez para que queden sujetos. Obtendrá
así un octavo. Una vez cosidos unos diez tacos de folios, júntelos y fíjelos con
un poco de pegamento, deje secar éste y refuerce el lomo con cinta adhesiva
transparente. Para que el resultado sea todavía más estable puede pegar en el
lomo del bloc de folios un cartoncillo ligero.
A
continuación deberá proceder a realizar las tapas: corte el cartón de un tamaño
un poco mayor que el folio y dóblelo por dos puntos formando una carpeta que
pueda contener perfectamente el bloc antes confeccionado; forre seguidamente
esta cubierta con la seda, el terciopelo, el cuero o cualquier otra tela que
haya escogido y péguela. Ponga un peso encima y deje secar bien el conjunto.
Extienda luego una capa de pegamento dentro del lomo y presione con las manos el
dorso del bloque de folios para que se adhiera bien.
Puede
optar por otras soluciones para la cubierta, como por ejemplo realizar fantasías
con recortes, inserciones de flores secas, etc.… Pero tenga en cuenta que, como
luego deberá escribir en el interior, no debe pegar a las tapas objetos gruesos,
como conchas, que podrían adornar muchísimo su libro de las sombras pero hacerlo
inutilizable.
-
Confeccionar un hábito
ritual…
A quien
domine ya el arte de la costura no debería resultarle difícil conseguir
confeccionar una túnica y una capa para realizar sus ritos; sólo hace falta un
poco de paciencia. Pero para los novatos vamos a explicar cómo proceder paso a
paso.
Lo
primero que hay que hacer es escoger la tela: use fibras naturales como la lana,
el lino, el algodón o la seda, porque, como no se trata de un vestido al uso,
sino de algo especial que utilizara en las celebraciones y en rituales, no puede
contener, bajo ningún concepto ser de fibra sintética. Recuerde que las telas
gruesas resultarán más difíciles de coser, pero si, por otra parte no usa una
tela con cuerpo, la capa no le quedara elegante y correrá el riesgo de tener que
empezar de nuevo.
Es
imprescindible que a continuación se tome las medidas.
Para
coger práctica le aconsejo que haga una prueba con una sábana vieja, mas
adelante ya podrá atreverse con una tela más cara. Si no se siente segura, haga
primero un patrón en papel, luego clávelo con alfileres sobre la tela escogida y
córtela, después, dejando un margen de por lo menos dos dedos más respecto al
modelo. Cuando empiece a coser, no olvide darle la vuelta a la tela el hilvane
los dobladillos para que luego sea más fácil coserlos y le quede mejor.
La
túnica es seguramente el hábito ritual más fácil de confeccionar, puede
ponérsela sobre otra ropa si tiene frio o sola si hace calor. Era, sin duda, la
prenda más usada en la antigüedad, como se puede observar fácilmente en
ilustraciones sobre esa época.
Mida su
envergadura, es decir, la distancia entre sus muñecas con los brazos abiertos
(para mayor comodidad, puede sostener los dos extremos de un cordel con las
manos manteniendo los brazos abiertos). Adapte luego esta medida a la tela
escogida.
Una vez
tenga la anchura y la longitud de la túnica, le bastará con doblar en dos la
tela rectangular y coserla en la parte de los hombros y de los costados, dejando
los huecos para los brazos y el cuello; le quedara en forma de un barco, aunque
si quiere también puede darle forma cuadrada. Luego, con un poco de fantasía, se
podrán añadir estrellas, conchas agujereadas, perlas, etc.
v
La purificación de los
objetos mágicos…
Antes de usar los instrumentos rituales hay que
purificarlos. El método más utilizado consiste
en rociarlos echando con los
dedos algunas gotas de una solución de agua y sal. El contacto con la sal, en
estado puro o disuelta en agua, sirve para liberar los objetos de la negatividad
que puedan haber absorbido; la sal, una vez usada, no se debe eliminar.
No
obstante, como algunos de los objetos se pueden estropear con el agua y la sal,
por ejemplo, el Libro de las Sombras o el hábito, generalmente estos se
purifican pasándoles por encima el humo de algunas hierbas secas que habrán
puesto a quemar sobre un carboncillo incandescente. Las hierbas mas utilizadas
para esta purificación ritual son: la sabia, que elimina la negatividad, la
lavanda, que atrae energía positiva y el romero, que es purificante y
equilibrante. Cada uno, sin embargo, es libre de usar las hierbas cuya vibración
mejor perciba en su propio ser, o bien optar simplemente por un bastoncillo de
incienso.
Resumen:
·
Es bueno que sea uno mismo
quien confeccione los instrumentos mágicos.
·
El altar se adorna siguiendo
la propia inspiración y según el momento y el objetivo buscado.
·
Las velas se usan siguiendo
los preceptos de los colores.
·
Los inciensos se utilizan
para expandir la conciencia y para purificar el ambiente.
·
La escoba se emplea para
alejar negatividad.
·
La copa sirve para las
ofrendas rituales.
·
El Libro de las Sombras es un
libro que va escribiendo uno mismo poco a poco.
·
La varita mágica es un
instrumento para canalizar la energía.
·
El hábito ritual se utiliza
solamente en determinados momentos.
·
El athame sirve para llevar a
cabo encantamientos.